Capítulo 18

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- Soy Sebastian, mayordomo del señor Azazel. El fue a buscarte a aquel lugar donde te mantenían presa. Te encontró inconsciente y muy débil. Es gracias a el que usted sigue con vida.

Ocarina sorprendida se dejó guiar hasta la cama de nuevo.

- Sebastian, donde esta Azazel en estos momentos? Debo hablar con el.

- En estos momentos no se encuentra en la mansión, ha salido, pero en cuanto vuelva le informare de que usted quiere hablar con el.

Tras aquellas palabras Sebastian dio media vuelta y salió de la habitación.

Narra Ocarina:

Debía encontrar la forma de salir de allí y volver con Rebecca. La echaba en falta. Me senté en la cama, miré a un lado, donde había una mesita de noche con un libro, una lamparita y una pequeña campana y una tarjeta cuidadosamente atada con un lazo a la campana. En ella había una nota escrita con una letra preciosa que decía: "Si necesitas algo hazme sonar". Tenía hambre así que la hice sonar la campana. Rápidamente apareció Sebastian por la puerta.

- Me necesita?

- Sí, tengo hambre y me preguntaba si te importaría mucho traerme algo de comer.

- Claro, enseguida le traigo algo. Necesita algo mas?

- Podrias traerme una libreta y lapices?

- Por supuesto.

Acto seguido Sebastian se marcho, quedándome sola en la habitación de nuevo. Al fondo había una gran ventana cerrada y enfrente de esta un gran escritorio de madera con adornos tallados en los cajones. Me levanté y me dirigí hacia el gran armario blanco que había en la pared en frente de la cama, lo abrí para buscar algo que ponerme y encontré un precioso vestido largo de color negro. No era un negro cualquiera, era mas oscuro que el cielo nocturno, mas profundo que el universo y mas brillante que las estrellas. Era perfecto.

Me lo puse, me llegaba casi por los pies, con escote de cuello barco, las mangas por los codos muy ajustadas. Me sentía poderosa con ese vestido puesto. Al lado había un tocador blanco también, con un espejo plateado y un joyero. Dentro el joyero había muchos complementos pero ninguno me llamó la atención.

Se abrió la puerta y entró Sebastian con una bandeja tapada por un cubre platos.

- Oh, Sebastian, justo a tiempo. Que te parece este... -vi a Azazel aparecer por la puerta detrás de Sebastian y automáticamente me quede sin aliento y todo el poder que había sentido momentos atrás desapareció para dar paso a una sensación mucho mas desagradable, me sentía tan pequeña...

Cuando Azazel me vio se le iluminaron los ojos.

- Estas increíble, parece que acerté con el vestido y la talla, te sienta perfecto. Te he traído esto a juego- sacó una caja del bolsillo y la abrió. Contenía unos pendientes con forma de lagrima de lo que parecían enormes diamantes - seguro que te quedaran genial.

Se acercó para dármelos y me los puse. Se acercó al tocador y de un cajón sacó otra caja mas grande de la cual sacó un collar de diamantes precioso, el mas bonito que se pueda imaginar y me lo puso también. Me miré al espejo, parecía  una mujer rica. Ojala Rebecca pudiera ver aquel vestido y aquellas joyas, la echaba tanto de menos...

Siento haber tardado tanto, no he tenido tiempo para escribir casi, pero aquí tenéis nuevo capitulo porfin. Gracias a todos los que me leéis, es genial haber llegado a los 11k y ya falta poco para los 12k de leídos. Estoy muy emocionada. Gracias!!!

Pd: El dibujo de Ocarina lo he hecho yo.

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