Miércoles 25 de diciembre del 2013, 9h00 a.m.
Había pasado tres meses desde ese momento. La vida de Emma iba mejorando. Ella se había quedado a vivir en el departamento de Bruno, y el anterior cuarto de visitas, ahora era su cuarto.
Anne, su madre, escapó del país, sin dejar huellas, pues cuando Emma fue al registro civil le dijeron que no había nadie inscrita como Anne Darton.
Chloe siempre la visitó, junto a Noah. Noah siempre la intentaba convencer de hablar con Alex, pero ella se negaba.
Emma continuó vomitando y comía mucho menos, así que en esos tres meses había bajado veinticinco kilos. Chloe se preocupó mucho del tema y la llevó a un nutricionista, quien le recetó una dieta sana, pero Emma la incumplía.
Después de lo que pasó con Alex, ella ya no quiso volver al internado, aparte, como su madre se desapareció, ya no había cuentas abiertas para seguir gastando su educación. A ella la destituyeron del instituto, pero no es que le importó demasiado.
Y hay un detalle más, muy importante detalle. Emma y Bruno comenzaron a salir, pero ella nunca fue tan apegada como lo fue con Alex. Ambos se llevaban bien, y Bruno la amaba con la vida, pero Emma tan sólo lo apreciaba, y aunque sabía que no sería completamente feliz, se decidió a aceptarlo como novio, tal vez por despecho.
Y por el lado de Alex, nada iba bien. Su familia se enteró que él tendría un hijo, y de hecho, comenzaron a planear la boda, pero él se negó. Le dijeron que no reconocerían al bebé como alguien parte de la familia, y que tampoco le ayudarían con el asunto económico.
La falsa relación con Madison se hizo real, al menos para ella. Él le había propuesto estar juntos debido a que ya tendrían un hijo. Su relación se basaba de besos pasionales y calentura, pero ninguno de los dos se quería, ni siquiera un poco.
Él había vuelto a ser el chico frío que le valía lo que le digan, hacía lo que quería y de hecho volvió a beber varias veces.
Ese era el día de navidad. Bruno y Emma se habían levantado temprano para ir a comprar un pavo hecho y un par de botellas de vino.
Emma y Bruno se encontraban en el súper, en la sección de licores, escogiendo un buen vino. Iban tomados de la mano, por iniciativa de Bruno.
—¿Cuál te gusta más? —preguntó Bruno, soltando la mano de Emma.
Emma miró todos los vinos que se vendían en el lugar, pero ella no tenía experiencia alguna en vinos.
—Yo no sé de vinos, Bruno. —Rio ella.
Bruno hizo una mueca, buscando con la mirada un buen vino.
—¿Vino tinto o blanco? —preguntó él, para tener una mejor idea de elección.
Ella alzó los hombros, diciendo en silencio «no sé».
—Está bien. —Sonrió él—. Compraré de los dos.
Miró una vez más y sacó un vino blanco.
—¿Qué tal este? —preguntó él, enseñándole a Emma su elección.
Era un Simi Sauvignon Blanc Sonoma County 2007. Emma no sabía qué vino era ese, pero para ella lucía bien.
—Está bien por mí.
Bruno puso en la canasta dos botellas del mismo y buscó uno tinto. Eligió el Dante Merlot 2006, pero esta vez no le preguntó a Emma. De este también tomó dos, y los llevó en la canasta.
Agarró la mano de ella y fue a caja. Cuando iba a pagar, Emma vio la cuenta y se le abrieron los ojos como platos.
—¿No está algo caro? —preguntó ella.
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Una historia de bulimia más
قصص عامة[Finalista en los Premios Watty 2014] Emma Bondt había caído en la bulimia como muchas chicas, y ―como en la mayoría de los casos―, esa inseguridad se había creado gracias a los malos comentarios de sus compañeros escolares. Aun cuando su mejor amig...