CAPÍTULO XV: Selene

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Selene



             Después de haber dejado el coche fuera de la "fiesta" de las carreras y haberme largado a dar un pequeño paseo, creo que ya me he calmado.

He intentado llamar de nuevo al número con el que me localizaron mi hermana y el hombre con el que hablé, pero salta la voz mecánica diciendo que ese número no existe. Eso sí que no puede ser.

En las cuarenta y ocho horas que llevo en esta ciudad no han parado de sucederme cosas muy extrañas: las llamadas, las fotos, la resurrección de mi hermana, el incendio intencionado de mi casa en Cali y la rara sensación que tengo de que toda la nueva investigación me suena de algo.

Pero eso no es posible.

"El problema es que todo lo imposible siempre es posible"

-Para ya –le digo al aire. Desde hace años que no volvía a escuchar esa voz.

De pequeña me llevaban a cuidados psicológicos porque mis padres decían ciertamente que se me iba la olla. Pero Adela siempre me defendía y decía que eso me pasaba porque era especial. Única en el mundo. Y yo llegaba a creérmelo.

Estresada ya por todo salgo del coche y me apoyo en la puerta del mismo.

Tras un minuto de tranquilidad escuchando la música que va saliendo de las partes traseras de los coches de todo el recinto, logro distinguir la figura segura de Jace que se va acercando a mi posición.

-Mira Gazani si vienes a darme el sermón otra vez, pierdes tu tiempo yo ...

-Escucha, no sé por qué narices quieres correr contra ese tío cuando puedes hacerlo contra cualquier otra persona esta noche, pero te voy a asegurar que no vas a subir a ese coche otra vez para ir contra él esta noche.

-Quiero hacerlo ¿de acuerdo? –le aseguro con voz neutra- El que seas mi compañero y puede que hasta mi jefe en cierto sentido, no te da derecho a darme órdenes fuera del horario laboral. Y por si no te acuerdas, te recuerdo que fuiste tú el que quisiste traerme aquí. Yo no te lo pedí.

Termino de hablar y le doy pie a que él empiece otra vez con sus críticas. Pero no lo hace.

Después de mirarnos lo que pareció una eternidad, vuelve a abrir la boca.

-Tengo que salir a correr –sentencia al final- Tu turno es después del mío.

Y con ello da media vuelta por el luegar que ha venido a la vez que se pasa la mano por el pelo. Supongo que por lo cabreado que lo he dejado. Pero no da cuatro pasos cuando se para y se vuelve a mirarme de nuevo.

-En el primer desvío hay una curva demasiado cerrada –al ver que sigo prestándole atención, continúa- Tienes dos posibilidades: o entras con la segunda metida a fondo y haces un giro cerrado con el freno de mano paraposicionar el coche; o ...

-O entro en primera y me ajusto a la entrada de la curva girando con el volante en sentido de la forma.

Jace me mira como si fuese un ser de otro planeta.

-Exacto.

Me encojo de hombros y lo miro fijamente a los ojos.

-Te dije que entiendo de esto.

Mantiene mi mirada y asiente en respuesta.

-Ya lo veo –finaliza dándose la vuelta.

Suspiro pesadamente expulsando todo el aire que contenían mis pulmones. Ni si quiera me había dado cuenta de que había contenido la respiración.

Let me be yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora