CAPÍTULO XXV: Jace

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Jace


Viendo cómo es cada día que pasa, seguro que está en su habitación.

Puede que me acabe de dar una ducha y haya estado mirando en mi portátil otra vez toda la información que tenemos, y que casualmente, haya pensado en ver con alguien, que sepa del tema, un poco más a fondo lo que deberíamos hacer mañana.

Así que por eso estoy encaminándome en dirección a la habitación 218.

-Creo que deberíamos ponernos a mirar qué hacer mañana cuando lleguemos al observatorio –no, así no. Solo te abrirá por el trabajo y ser el jefe- Selene, creo que deberíamos ponernos a...

Puede sonar estúpido, pero paro en seco de hablar conmigo mismo para ver qué es lo más apropiado para decirle después de que me abra la puerta, porque veo que una mujer, de lo que supongo es el servicio de habitaciones, está parada delante de la habitación 218, y segundos después una Selene cubierta por uno de los albornoces del hotel y con el pelo mojado, abre la puerta con una sonrisa de las suyas. De las que me sacan a mí una.

No es mi intención pero, poco a poco me voy acercando más para poder escuchar lo que dicen.

-... aunque no lo sea –logro escucha que le dice la mujer a mi compañera- Tómelo de igual manera. No diré nada a nadie –y diciéndole esas palabras, le entrega a Selene lo que parecen dos entradas para algo.

-Está bien... -le contesta suspirando- Pero no sé si las usaré.

La mujer le sonríe y asintiendo, se despide de ella con la mano, dirigiéndose al ascensor, camino por el que yo he venido.

Selene va a cerrar la puerta, pero antes de que lo consiga, me acerco rápidamente y me ve.

Sonriendo levanta la vista y me mira.

-Hola Jace –saluda- Pasa anda –me dice abriéndome la puerta para que pueda entrar a su habitación. Así que hago lo propio.

Menos por la disposición, es igual que la mía.

-Hola compañera –le contesto en respuesta con una tímida sonrisa enmarcando mis labios. Tras mí, cierra la puerta y me giro para poder verla.

No me había dado cuenta de que estaba un poco nervioso, hasta que noto que tengo las manos metidas en los bolsillos traseros de mis pantalones. Igual que hacía de pequeño cuando tenía que ir a sitios nuevos sin mi hermano.

Selene deja las dos entradas misteriosas en el aparador del recibidor y me mira.

-¿No se supone que deberías estar descansando Jace? –me pregunta con un poco de guasa, y sí, vuelvo a sonreír. Parezco tonto a estas alturas. Chasquea los dedos como si tuviera una idea- Cierto. Jace Gazani no descansa.

Muevo la cabeza de un lado a otro y sigo con mi expresión de atontado.

-Ahí tienes razón –suspiro. Y agotado, me dejo caer en el sofá blanco de la siguiente estancia- Desde que entré en este trabajo no he tenido ni un solo día de vacaciones –digo riendo brevemente con la vista fija en mis manos.

Durante al menos un minuto de silencio que se me antoja infinito, me hecho hacia delante apoyando mis codos en las rodillas y levantando la mirada para poder observar mejor a la chica que me hace compañía.

En cuanto me fijo en su figura, veo que está apoyada en el marco de la puerta rojiza, mirándome.

-Y... ¿exactamente cuando tiempo llevas en este trabajo? –me pregunta, pero esta vez sin ningún tipo de sonrisa en su rostro.

Let me be yoursDonde viven las historias. Descúbrelo ahora