capitulo XII: tregua y plan fallido.

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Estaba oscuro y una mujer estaba al borde del río, no podía ver su rostro solo veía que cargaba algo y una sonrisa que le congeló en su lugar, su rostro era cubierto por su cabello este era color castaño por lo que logro ver, mientras que el largo no estaba mas aya de por enésima de sus hombros...

Pero cuando estaba por acercarse la chica saltó con el bulto en brazos y Atem sintió como si le hubieran arrancado el alma.

- ¡¡Atem!! - una voz y manos cálidas le despertaron.

- ¿amor que paso? - dijo la chica mientras le abrazaba por la espalda.

- no, es nada solo un mal sueño - dijo el Joven Faraón.

- Amor... - dijo la chica - ummm, ummm... ~ ummm... ummm.... oscuridad, en el cielo hay, la tormenta al fin viene a apaciguar, y el rey su canción, cantaba así. Cubriendo al mundo con su manto al fin, Du~erme! Mi querubín moviendo sus alas de carmín. Duerme~ pequeñín~

- Sabes que adoro cuando me cantas, pero no soy un niño pequeño - dijo el faraón en brazos de su amada.

- Lo se, pero cuando tienes malos sueños lo eres - dijo la chica durmiendo y abrazando a su marido.

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A la mañana siguiente todo cambiaría, Atem estaba arreglando unas cosas con el consejo cuando llegó un ave al recinto; aquella ave se posó en su brazo y él vio el mensaje que el ave protegió.

- ¿que dice su alteza? - pregunto Seto.

- Nada, solo unas angustiantes noticias, Anzu llega en un par de horas, si mis calculos no me fallan - dijo el Faraón realmente no quería que aquella mujer estuviera cerca.

- ¿qué hará mi señor? - preguntó Shimon el más viejo y sabio de los consejeros.

- no se, tengo que redoblar la seguridad para Yanara y Yugi - Dijo serio, y por un momento olvidando porque se habían reunido.

- Mi señor, que tal si mando a Mana que no se despegue de su Señora - Mahad, le había tomado cariño a Yugi ya que la veía como una hermana menor, y es que ella siempre le daba ánimos cuando Mana no hacía lo que él le pedía.

- Has lo no quiero errores - dijo serio el gobernante,

Como había predicho el faraón, Anzu llegó ese mismo día o más bien noche. Atem y Yugi se encontraban hablando de las precauciones que atormentaban al faraón cuando un guardia avisó que Anzu quería verlo, él agradeció y el guardia se retiró.

- No vayas - dijo Yugi, con un extraño presentimiento.

- tengo que - dijo el dándole un beso que a ella le dejó viendo estrellas. - voy a regresar amor mío - dijo después del beso y marchándose.

Ni había de mentir Atem estaba nervioso, no sabia que es lo que planeaba la bruja... dijo Anzu pero tenía que hacerse el fuerte y esperar lo mejor.

Al llegar a la habitación de esta él se quedo congelado en su lugar pues la chica tenía un nuevo corte de cabello, sus cabello castaño, le llegaba a los hombros, en un corte similar al que tenía en sus sueños la noche anterior.

- Atem, ¿debo felicitarte por tener un bastardo? - dijo ella con odio mal disimulado.

- Anzu, que bueno que regresaste - dijo él con todo el sarcasmo.

- te dije que no te libraras de mi tan facilmente. - ambos se debatían en miradas llenas de odio puro.

- Para que me has mandado a llamar - dijo él en tono frío.

esclava de tus vesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora