Capítulo 3.

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-¡Despierta!-sobresalté de la cama.

Me paré en seguida pero en ese momento sentí un dolor inmenso en mi cabeza, miré hacia arriba y había un ¿Sarten? Que chingados.

-¿A quién mierda se le ocurre poner un sartén para despertar a la gente?

-A mí-sonrió Alonso inocentemente.

-A la otra mejor pon una alarma-rodee los ojos.

Alonso se quitó de encima de mí y se dirigió a la cocina, yo fui detrás de él.

-Y bien, ¿Qué me harás de comer?-dije acomodando un poco mi cabello.

-¿Disculpa?-preguntó confundido.

-Lo que dije.

-Ni que fuera tu chacho.

-Te recuerdo que eres MI, esposo.

-¿Y eso qué?

-Pues... debes obedecerme.

-Seré tu esposo, pero no tu esclavo, idiota.

Bufé y me dirigí de nuevo a la habitación para cambiarme de ropa.

Al ya estar en la habitación quité mis pantalones y escuché un ruido por la puerta.

-Pensé que estabas mejor.

Mis mejillas cambiaron a un color carmesí. Ese rubio artificial es asqueroso.

-¡¿Tú que haces espiandome?! ¿No deberías estar en la cocina?

-Venía por mi celular.

Tomé su celular de una mesa que estaba a un lado de la cama y se lo aventé. Solo escuché cuando cayó al piso.

-Oye a la próxima más cuidado, que no vez que me costó un pinche ojo de la cara-dijo con el ceño fruncido.

-No me interesa cuanto te haya costado.

-Me costo 3000 bolas, y no voy a partirme la madre por comprar un pinche aparato.

-Habla bien, no seas naco.

Me terminé de cambiar. Alonso ya no estaba. Suspiré aliviado.

Me recosté en la cama de nuevo, y me relajé.

(...)

Abrí mis ojos y Alonso estaba ¿Sin ropa? ¿Qué rayos?

-Hola guapo-sonrió coqueto.

-H-hola-dije nervioso.

-¿Te gusta el pan?-arqueó una ceja.

Que pregunta tan más estúpida.

-Sí.

-A mi igual-mordió su labio.

Toqué mi frente, y diablos, estaba sudando por los nervios.

Traté de levantarme rápidamente, pero algo me tenía atado a la cama.

-¿Esto es una pesadilla?

-Quizás.

El rostro de Alonso poco a poco se fue transformando en el de una chica de ojos verdes y cabello rizado, de tez morena.

Abrí mis ojos como platos y traté de levantarme.

AYUDAAAAA!-grité.

Desperté, abrí poco a poco mis ojos y vi a una silueta, de cabellera rubia.

-¿Campanita? ¿Eres tú?-pregunté algo adormilado.

Sentí un dolor inmenso en mi cabeza.

-¡No soy campanita!-agh, esa voz chillona.

Abrí completamente mis ojos y vi que era Alonso. De nuevo con su estupido sartén.

-¿Por qué mierda me diste un sartenazo?-pregunté masajeando mi cabeza.

Y sentí de nuevo el dolor, pero ahora más fuerte.

-¡Deja de darme sartenazos!-grité molesto.

-¡Me gusta el sonido del sartén!-gritó de la misma manera.

El celular de Alonso sonó, este en seguida contestó.

-¿Bueno?... ahh... si, soy yo, digame... ¡¿QUÉ?!-Dejó caer su celular.

Lo miré con preocupación, seguramente era algo malo.

-Jos.

-¿Si?

-Mañana tenemos que ir a recoger a un niño, empezaremos como padres.

Abrí completamente mi boca, aún no estaba listo para ser papá.

Ya sé, finjo que me importa, él va por el niño. Alisto mi maleta, me escapo a las Vegas y me cambio el nombre a Hermenegildro De La Cerda.

Saqué el plan de mi cabeza y me puse a pensar en mí nueva responsabilidad. Sí no funcionaba ser como padre, probablemente haga mi plan de mudarme a las vegas.

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Holaaaaa! Perdón por no actualizar :v
Ya estoy de vuelta 7u7
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Aprendiendo a ser papá ➳ jalonso.『 libro 1. 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora