Capítulo 31.

2.1K 280 107
                                    

Alonso.

Pasé tranquilamente por el pasillo para llegar a mi oficina, y escuché risas.

—Miren quién vino al trabajo después de una dramática pelea con su estúpido novio gay.

David fue quién dijo eso.

Junto con sus aliados.

Sentí un picor en mis ojos, y me metí rápidamente a mi oficina.

Oí que cerraron la puerta y era David.

—Alonsita, Alonsita—dijo riendo.

Me acerqué a él sonriendo y le di un puñetazo provocando que cayera al piso.

—¡Maldito idiota! ¡Creí que eramos amigos!—dijo enojado.

—Nunca sería amigo de un homosexual.

Pateé su estomago.

Escupió sangre.

—Personas cómo tú, me dan asco—dije.

Tomé de nuevo mi maletín y salí de allí corriendo.

Subí mi auto y me dirigí de nuevo a mi casa.

(...)

Jos.

—Muy bien Braulio, vas a patear la pelota, cuando yo te diga.

Estaba enseñando a jugar fútbol americano a Braulio, por petición de él.

—1..—dije—2..—sostuve la pelota en el piso—¡3!

Y en vez de patear al balón, me pateó a mí en mi parte.

—¡¿ACASO ESTÁS CIEGO?!—grité adolorido.

—Perdón—dijo riendo.

Puse mis manos en mi entrepiernas, para según yo "tener menos dolor"

—¿¡QUÉ NO VES LA DIFERENCIA ENTRE BALÓN Y GÓNADAS?!

—Ya te dije qué perdón.

Traté de contener las lágrimas de dolor.

—No voy a llorar... No voy a llorar...—dije apretando mi boca.

Braulio se reía de mi sufrimiento, mientras yo trataba de no llorar.

—¡Levantame!

Alonso llegó serio, y puso en el piso su maletín.

—Mamá, Jos está herido—dijo Braulio.

—¡Levantenme!—grité.

Ambos se miraron.

—¡Levantalo tú!—dijo Alonso.

—¡No, levantalo tú!—dijo Braulio.

—¡Es tu papá!—contestó Alonso.

—¡También es tu esposo!—respondió Braulio.

Yo me quedé tirado en el pasto de afuera de mi casa, mirando a las nubes.

Creo que eso era más entretenido que ver a dos pasivas peleando.

—¡Ya dejen de pelear, estúpidas!—dije molesto.

Alonso se metió a la casa fastidiado. Y Braulio me ayudó a levantarme.

Entré como pude a casa, y me acosté en el sillón, sí que me dolía mi entrepierna.

—Lo siento, de nuevo.

—A la otra te voy a poner una lupa en cada ojo, para ver sí así ves, pinche ciego.

Se sentó a un lado de mí y comenzó a reír nuevamente.

—Un día de estos te voy a patear las bolas para ver qué sientes, culero.

Soltó una carcajada y le di una patada como pude en su entrepierna.

Cuando se paró, cayó de inmediato al piso.

—No que no—dije sonriendo victoriosamente.

—Ya no tendré hijos...—dijo susurrando.

Cerré mis ojos, y traté de relajarme para dormirme y que se me pasase el dolor.

Quizás para mañana me sienta mejor.

Eso espero.

Y no quedarme estéril, ahora sí.

Sentí algo húmedo en mi mejilla, abrí mis ojos y Alonso me había dado un beso.

—Espero que te sientas mejor—dijo sonriendo.

Le sonreí, y volví a tratar de dormir.

Definitivamente con eso me iba a sentir mejor.

——
Mañana actualizaré, linda noche 🌚♥

Aprendiendo a ser papá ➳ jalonso.『 libro 1. 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora