Capítulo 19.

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—Brau. ¿Estás bien?—pregunté acariciando su cabello.

Desde hace unos cuantas horas, Braulio se la pasaba tociendo, pero de una manera brusca, y en algunas veces escupía sangre.

—Sí... No me pasa nada, estoy bien.

Israel lo tenía abrazado, y Braulio tenía su cabeza en su pecho.

Bryan se cambió al asiento de copiloto durante el camino, y Alonso iba muy concentrado en la carretera.

Miré de nuevo hacía Braulio e Israel, y estaban a punto de darse un beso pero los interrumpí.

—Israel, ¿qué no ves que mi hijo está enfermo? Dale un poco de espacio, quizás te pueda contagiar—dije serio.

—Tienes razón.

(...)

Llegamos a casa, Israel aún estaba abrazando a mi hijo, hasta que se separaron, se mostraban muy cariñosos.

Israel se fue y Braulio subió corriendo a su habitación.

—¿Celoso?—me abrazaron por detrás.

—Nah—dije tratando de sonar normal.

—No parabas de mirarlos, y de interponerte.

—¿Qué querías que hiciera? Me causaban diabetes.

—Ajá.

Me abrazó un poco más fuerte acariciando mi abdomen.

—No hagas eso...—dije quitando sus manos.

—¿Por qué no?

—Sólo no lo hagas...

Me ignoró y siguió haciéndolo.

—Alonso...

Me volteé encontrándome con su rostro y lo besé de una manera salvaje.

Quité su camisa, y planté pequeños besos alrededor de todo su cuello.

—Mmh mmh, saben que sigo aquí, ¿no?

Alonso y yo nos separamos, y Bryan sólo estaba parado.

—Vete—dije molesto.

—Pero hace frío...

—¡Qué te vayas!—dije enojado.

—Uy bueno.

Salió corriendo azotando la puerta, y miré a Alonso.

—¿Seguimos con lo que estábamos?

—¿No crees que Braulio nos escuchará?

—Pues, él ya sabe lo que hacemos todas las noches así que no hay problema.

Alonso me empujó haciendo que cayera al sillón despacio.

Se subió encima de mí y comenzó a quitar mi pantalón salvajemente.

Cuando logró su objetivo de dejarme completamente desnudo, dejó pequeños besos por todo mi abdomen.

Y claro, yo no me iba a quedar atrás.

Quité toda su ropa, y comencé a lamer su cuello, como si de un dulce se tratase, de vez en cuando gemía en bajo.

Succione su cuello, y gimió un poco alto.

—J-Jos—dijo entre gemidos.
Cuando estaba a punto de entrar en él, comenzó a toser y a hacer muecas de asco.

Se bajó de encima de mí y fue corriendo hacía el baño.

Me puse sólo mi bóxer, y fui corriendo detrás de él.

Alonso estaba vomitando.

Me acerqué a él y acaricie su espalda desnuda, tratando de consolarlo.

Escuché el chillido de la puerta y era Braulio, mirándonos confundido.

—¿Está embarazada?

Lo fulmine con la mirada.

—¿Qué? Me acostumbré a decirle mamá Alonso.

—No Braulio, no seas estúpido. Los hombres no se pueden embarazar.

—Uy, perdóname señor que dijo que la leche es semen industrializado.

—Haz silencio y traeme la ropa de Alonso.

—¿Está desnudo?

—No. Está en su doble piel, como las víboras.

Braulio rió.

—Yo sé que está embarazado.

—Apostemos.

—Sí lo está, me darás un celular nuevo.

—Si no lo está, te alejarás de Israel.

Apuesta ganada.

—¡No puedes hacerlo!

—Claro que puedo. Si no, le contaré a Alón que ya no eres vir..—me interrumpió.

—Callate.

—¿Podrían callarse par de imbéciles?—dijo Alonso mal humorado.

—Tranquilo, bebé—dije dulcemente.

—Me iré a dormir—respondió para después irse como pudo a su habitación.

—Jos.

—¿Sí?

—No quiero hermanitos.

—¿Por qué no?

—De la atención que me ponen, ya no me quedaría nada.

—Owww, el bebé está celoso de que tendrá un nuevo hermanito.

Me golpeó en el brazo.

—¡Auch! ¿Por qué hiciste eso?

—Dicen que sí golpeo a un pendejo tendré suerte durante 10 años.

—Imbécil.

—¿Qué? Lo vi en los comentarios de facebook de una foto de Troye Sivan.

Aprendiendo a ser papá ➳ jalonso.『 libro 1. 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora