Marcelo Jiménez, un joven piloto mexicano, tuvo una conversación con Ron Dennis, jefe supremo de McLaren. Dennis le pide que viaje a Inglaterra a probarse con el equipo.
En el Proceso, Marcelo descubrirá el amor, los negocios, las traiciones, trage...
Domingo, 7 de la mañana, me levanto a correr, a respirar, mantenerme en forma, Marijó se quedó dormida, mientras corro pienso en la carrera, como arrancar, que estrategia puedo llevar, lo olvido por un momento y me meto en la música que voy escuchando, le subo el volumen a Shoot to Thrill de AC/DC sigo corriendo, controlo mi respiración, después de 7 kilómetros vuelvo al hotel, subo por el elevador, llego hasta la habitación y abro la puerta.
—Marijó, Marijó!
No contesta, entro al cuarto a buscarla
—María José, ¿Dónde estás? — abro la puerta del baño, tampoco está ahí ¿Dónde se ha metido? Salgo del cuarto y en la mesa de la habitación hay una carta y un anillo, un momento, ese es nuestro anillo de compromiso, mi cabeza empieza a dar vueltas, ¿Por qué hoy? ¿Por qué coño hoy? Me siento, abro la carta y empiezo a leerla
Marcelo
He decidido irme hoy por que ya no soporto más tu estilo de vida, tus viajes, todo lo que conlleva tu vida, ya no quiero estar contigo, quiero llevar una vida normal.
Además te has olvidado de mí, ya no estás conmigo, y encontré alguien de quien me he enamorado, alguien en nuestro país que estuvo ahí cuando tu viajabas, ya no siento nada por ti, agradezco cada momento que viví a tu lado, todo lo que me diste a mí y a mí familia, espero volverte a ver, por ahora sólo concéntrate en tu carrera, me daría mucho gusto verte campeón, eres y serás para mí el mejor piloto del mundo, mi primer amor y mi primer novio, pero creo que es tiempo de volar y más si ya no te amo, lo siento mucho.
Creo que con esto está más que claro que no nos casaremos, te devuelvo tu anillo y si así lo quieres puedo devolverte cada cosa que me diste.
Te deseo suerte campeón.
Hasta pronto
Marijó
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Pero que... me destrozo, lágrimas y gritos, comienzo a preguntarme qué es lo que hice mal, las veces que no me acompañó fue por su decisión, yo jamás le aparté, siempre la llevé conmigo, nunca le fallé mientras estuve lejos de ella —¡Pero que mierda hice! — grité, me siento en el piso, hago bolas la carta pero no la rompo, desperté a Daniella, va y toca a mi puerta.
—Marce, ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
En silencio me levanto y abro la puerta, la invito a pasar, en seguida se da cuenta de las lágrimas en mis ojos.
—¿Qué pasó? ¿Dónde está Marijó? — pregunta
—Ya no está, ella se fue
—Cómo que no está
—Ya no está Daniella— le di la carta —Sólo dejó esto y el anillo—
Se sentó a leerla, en el piso junto a mí, empezó a llorar y me abrazó —Tranquilo Marce, es muy claro, ella se fue, nosotros nos quedamos, Nacho, Roary, Fran, Stoffel, Yo, aquí estamos, no nos iremos, te lo juro—