Dos semanas después volábamos a Abu Dhabi, el penúltimo Gran Premio de la temporada, el Gran Premio de los petrodólares.
Todo el fin de semana estuve raro, no andaba, no me tenía confianza, tuve muchísimos errores durante las prácticas, no pude meterme al Top 5 en todos los entrenamientos, Marijó y yo últimamente hemos peleado mucho, de cualquier estupidez armamos un cataclismo, siempre trato que eso no me afecte en el "trabajo" por que realmente si es mi trabajo por más insignificante o chusco que se escuche, no quiero que me afecte.
Llegó la calificación, pase la Q1 apenas en 14vo puesto, la Q2, mi piedra cayó en 9no, y la Q3 me quedé en 10mo, no ando, no puedo, entiendo el circuito de Abu Dhabi, tuve algunos test aquí y daba buenos tiempos pero hoy no ando, me siento fatal.
Fuera uno de los primeros Grandes Premios de la temporada, o no estuviera peleando nada me valdría un poco, pero puedo perder el campeonato.
El domingo puse toda mi fuerza en puntuar mínimo para que no se me pegaran, si Lewis termina primero y Vettel en 2do llegaríamos a un triple empate en puntos, eso si yo no logro puntuar, durante la vuelta de calentamiento, sentía raro el McLaren, le decía a Fran por el radio, pero el me alegaba que en la telemetría todo estaba bien, cuando al llegar a la recta larga escuché que algo se reventó y empecé a sentir mucho calor, miré por el espejo y asomé la cabeza cuando vi que de mi motor salía fuego, se había roto y me dejaba fuera de combate, llevé el McLaren hacia una escapatoria cercana para que sacaran el auto lo más rápido posible, me bajé del auto, no me quité el casco, lágrimas de enojo salían de mis ojos, estaba hecho mierda, hecho un demonio, no quería dar esa imagen de mí, un oficial se ofreció a llevarme en moto, pero le dije "No gracias, caminaré" y así lo hice, caminé hasta el box sin dar declaraciones, ni quitarme el casco, me fui directo al Hospitality a cambiarme, Giselle me topo en el camino y me dijo sin buscar declaración o algo de trabajo, "Marce, ¿Te sientes bien?", levanté la visera, la miré a los ojos y sólo respondí, "Después hablamos, te lo prometo".
Abrí la puerta de la habitación, me quité el casco, me recosté en la cama, y me solté a llorar, de rabia, me sentía infeliz, soy de esas personas que no les gusta perder sin dar pelea, ese era mi mayor problema, me levanté y me cambié, salí al box a ver la carrera, y ahora sí me toparon los periodistas, ya sin lágrimas en los ojos, les respondí a todos, Entré al box, pedí unos audífonos, Marijó estaba ahí pero estaba indiferente, sólo me dijo, "La próxima será" y se fue con Jenna.
En los pit stops me paraba en la puerta para ver a los demás confiaba en que Stoffel ayudara un poco, no le exigía sólo le levanté el pulgar, me temía lo peor, y se hizo realidad Lewis primero, Vettel segundo y Stoffel tercero, triple empate, lo único que podría ayudarme sería una lluvia en Brasil, y no del todo pues Seb es buenísimo también, todo está a las manos de Dios.
Incluso mi primer tatuaje fue "De pie ante el mundo, de rodillas ante Dios".
Confiaré en mí mismo y en el equipo, somos los mejores, no me ataré a nadie, llegué aquí, a McLaren por mis propios méritos y habilidades, sí Marijó vino es porque yo quise traerla así que el que importa aquí es uno, soy el Niño Maravilla de McLaren, el Charro de McLaren, y voy a ser campeón en Brasil.
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Chico McLaren
CasualeMarcelo Jiménez, un joven piloto mexicano, tuvo una conversación con Ron Dennis, jefe supremo de McLaren. Dennis le pide que viaje a Inglaterra a probarse con el equipo. En el Proceso, Marcelo descubrirá el amor, los negocios, las traiciones, trage...