Podía escucharse de fondo la música helada y suspenso de "El bueno, el malo y el feo"
Dean tragó saliva y alzó la mano para saludarlos incómodamente.
—¡Hijo querido!—fingió Stella corriendo hacia él para abrazarlo—. Te extrañé tanto.
—¿Qué es todo esto?—se cruzó de brazos Arnold.
—Ay cariño, déjalo, es un adolescente normal—palmeó la espalda de su esposo—. Ven, enteremos a ver qué hay.
Dean y su padre se quedaron atónitos por el comportamiento de la señora Blackelee. Habían casi jurado que se pondría histérica.
—No lo sé, me huele a gato encerrado, tú madre rogó para que nos dejaran salir y poder venir a casa a descansar... No está en buenas facultades mentales.
El joven estiró los hombros y volvió a su residencia a buscar a Nicole entre la multitud.
Stella hizo un comunicado en el micrófono.
—Hola, probando, probando—se escuchó la voz lejana—. Como sea, ¿se están divirtiendo?—esbozó una inmensa sonrisa a lo que los estudiantes chiflaban y asentían.—¡Qué lástima! Porque la fiesta se terminó—dijo rígida, con cara alargada—. Quiero a todo mundo fuera—aventó miradas fulminantes– ¡Ahora!
Dean vio como sus compañeros se confundía con sus palabras, su madre al observar que no se iban fue a bajar el fusible de la luz. El ambiente se tensó y la mayoría huyó.
—Esto es el colmo—quejó de nuevo—. Otra vez traicionada por mis hijos.
—Mamá, es mi cumpleaños, puedo explicarlo...
—¡Cállate, Dean! No entiendo cómo alguien como tú pudo ser mi hijo, ni siquiera debía haberte nombrado como ella, aunque se hayan parecido físicamente no me asimilaban en lo demás, tú siempre me traes problemas, eres un dolor de cabeza constante, estoy tan decepcionada de ti, me das vergüenza, ojalá nunca hubieras nacido. ¡Quiero de vuelta a Deanna y a ti fuera de mi vida!
Sus palabras fueron como un balde de agua fría, de pronto la vista del chico se nubló.
Los invitados que quedaban se marcharon con esas declaraciones.Zachary los acompañó a la salida, hizo una mueca, conectó la luz y volvió al sermón.
—... Tan irritante, infantil, cavernícola, ¡me das pena!
—Madre, basta—interrumpió Zac—. Yo supervisé la fiesta, no hubo alcohol, tampoco algo malo...
—Tú no te metas que aún no te toca—amenazó—. Todavía me faltan unos asuntos contigo, joven traumatizado con las tecnologías.
—¿Me lo dices a mí? ¡Oh, gracias madre! Pero a mí no me carcomía la culpa de mi hija fallecida, yo simplemente fui así, no provoqué algo como tú.
—Zach—le habló Dean como solía apodarlo de niños—. No quiero peleas, yo soy el único que merece el sermón, gracias por estar aquí hermano. ¿Pero puedes retirarte?
El hijo mayor resopló, y subió a su alcoba sin antes abrazar a Dean.
La progenitora siguió descargando su odio, quejándose de la vida, de los especialistas que estudiando su caso, de sus hijos e incluso de su esposo.
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¡No desconectes el Internet! | EN LIBRERÍAS ✔
Teen FictionDean le roba la señal de Internet a su vecina, y ella ni siquiera lo sospecha. El Wi-Fi está encendido todos los días, a toda hora. Para él eso está bastante bien. Pero con el tiempo, Nicole decide que por las noches desconectará el Internet. El mun...