2.0.0 Vladimir el timido (Parte II)

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A las 8.50 pm estoy en Jills. La estructura es la de toda vieja fabrica de cerveza caída a menos. Huele a orines y podredumbre. Las ventanas están cubiertas por una gruesa capa de polvo y algunas hace tiempo que ya no están. Paso sin dificultad la puerta alambrada y entro en el estacionamiento. La noche esta calma. Esta zona no es muy frecuentada por sus altos índices delictivos y tráfico de drogas.

Al llegar a la entrada del edificio un cartel en letras grandes me recibe: bienvenido hijo, te espero al bajar las escaleras. Así como lo tomo lo hago un bollo y lo arrojo lejos.

Si afuera el hedor era nauseabundo, en el interior era mucho peor. La luz de la luna que se filtraba por el techo roído y alguna que otra ventana rota alumbraban ampliamente el lugar.

El silencio tiene la capacidad de amplificarlo todo, desde los sonidos, hasta el miedo mismo. Las manos me sudaban tanto que sentía que en cualquier momento el bolso caería rodando por las escaleras. A medida que descendía, el interior se tornaba mas nítido. Una enorme lámpara a batería se hallaba encima de un barril de madera y junto a este, Vera. Su rostro estaba cubierto por una bolsa de tela negra. Su cuerpo amarrado a una silla. Estaba por descender mi último escalón cuando algo me tomó por los tobillos por detrás y caí estrepitosamente. Sentí crujir el cubito y el radio de mi brazo derecho y el dolor transmitiéndose velozmente al resto de mis terminaciones nerviosas. De detrás de las escaleras el bastardo de Jacob se regodeaba por la situación. Cuando lo sentí muy cerca de mi traté de levantarme y arrojarle el morral con el dinero. Él lo tomó y verificó el contenido. Después de confirmarme que estaba todo, dejó relucir un arma de esas que tiene el cañón giratorio y la apuntó directo hacia mi frente.

- Por favor - suplico  con voz temblorosa y levantando mis manos a ambos lados. - Te he dado lo que querías. Por favor, déjala ir. - dije con un gesto de cabeza hacia Vera.

- ¿Y que si no lo hago? - dijo presionando mas la boca de la pistola sobre mi frente.

- Ella no tiene nada que ver en todo esto. Te he dado el dinero. He cumplido con mi parte.

- De acuerdo - dijo Jacob chasqueando la lengua. - Pero solo porque no quiero darle una mala impresión a mi futura nuera.

No sabia si estaba siendo irónico o hablando enserio. Pero cuando lo vi dirigirse hacia ella pude liberar un larga bocanada de aire. Hubo un instante en el que él muy imbécil gatilló el arma sobre la cabeza de Vera y di un respingo hacia atrás del horror.

- ¡No!

- ¡Ja,ja,ja! Solo bromeaba, no esta cargada. ¿No creías que iba a matarla, no? - carcajeó.

Quise escupirle mil y un injurias, pero solo quería que la soltara y la nos dejara ir. Jacob depositó el arma vacía sobre el barril donde se hallaba la lámpara y desató las cuerdas que mantenían a Vera inmóvil. Impulsivamente me acerqué a ayudarla a zafarse y cuando esto estuvo terminado la ayudé a retirar la tela que cubría su rostro.

- ¿Qué? ¿Qué es esto? - inquirí dando unos pasos hacia atrás. La mujer llevaba el cabello corto teñido de negro y los ojos exageradamente delineados. Ella dibujó una mueca de satisfacción al saberme confundido y luego le dirigió una mirada de complicidad a mi padre. - ¿¡Qué hicieron con Vera!? ¿¡Que diablos significa todo esto!?- reclamé.

- ¿Qué que hemos hecho con Vera?. - dijo la mujer caminando en mi dirección. Estaba atónito. Mi padre y aquella mujerzuela me habían estafado -. La tienes ante tus ojos. - dijo la mujer. Sentí la garganta reseca.

- Eso no es cierto - negué. - Tú no eres Vera, ni siquiera te conozco.-la mujer sonrió en dirección a mi padre y él se hizo de hombros, como si compartieran un chiste demasiado obvio y yo era el único que no podía entenderlo. Súbitamente la mujer se acercó y me susurró algo al oído.

Dark Gold Fragance [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora