Dark Gold Fragance [Finalizado]

Aviso

Hello mis queridos condenados! ¿Cómo la están pasando? Les quería comentar que Nova Casa Editorial va a publicar DGF en físico ... nah! Ya quisieran, es broma ...¡jajaja!

Les comento que como siempre, estoy trabajando en novelas nuevas y una en la que estoy trabajando en particular es Ugly Lola ¿Por qué lo anuncio por acá? Porque la historia está plasmada de realismo sucio y porque en cierto modo, Lola me recuerda mucho a Eric Knox, aunque no estoy segura que con ella empaticen tanto como con él.

Henos aquí partecita del adelanto del primer capítulo.

~♡~

Alfred Montgomery fue - extraoficialmente - mi primer trofeo; mi ofrenda, mi prueba piloto.

Alfred, afroamericano padre de familia, era en su momento un prestigioso pediatra de lo mas reconocido entre los de alta alcurnia. Pero como era de esperarse -dado que lo he traído a colación -, Albert era de todo, menos profesional. Llegué a él mediante una niña que conocí en una de mis tantas casas de acogida. Los Montgomary eran una familia de distinguida y superficial que eran tan hipócritas como su falsa modestia. La única razón para acoger hijos ajenos radicaba en el hecho de que los alabaran por su excepcional altruismo. Frida, la primogénita, era todo lo opuesto. Si había algo que Frida odiara en la vida más que a sus ausentes padres, era al Dr Montgomery. Viví tan sólo seis meses junto a los Montgomery hasta llegada mi mayoria de edad. No obstante, sin importar el tiempo, una cosa era cierta, nadie detendría a Montgomery si no lo hacía yo misma.

Como la buena novata que era, fui desprolija e impulsiva; hoy en día puedo decir que la práctica hace al maestro. En principio no tenía un plan, y si lo tuve, jamás lo llevé a cabo. Sólo algo tengo presente: estaba sedienta de venganza. Quería hacerle daño, quería que fuera irreversible, quería que cuando se viera al rostro se acordara del rostro de cada uno de los que arruinó. Podía verme en las pieles de aquellas víctimas y veneraba y odiaba aquel sentimiento omnipresente, porque a pesar de que uno pueda despojarse de dolor, recurrir al olvido, perseverar e insistir, nunca se borra lo vivido.

Cuando llevé a cabo mi nada meticuloso plan, me introduje en la casa de Montgomery como ladrón en la noche. Se suponía que la mujer y los hijos estarían en un concierto. Nunca sabré a ciencia cierta que fue lo que sucedió realmente, pero el caso es que nada de lo previsto fue llevado a cabo.

Alfred dormía plácidamente cuando le pinché la punta de un cuchillo en su oscura mejilla.

Sus ojos se encendieron como dos lámparas LED en las penumbras de la habitación.

- ¡Di-Dios mío!- exclamó Alfred - ¿Qui-quien es usted?. ¿Que quiere?.
- Soy el ángel de la venganza - afirmé  sombría. La adrenalina brotaba de cada poro de mi existencia.
Alfred trató de estirarse hacia la mesita de noche para alcanzar su móvil. Por acto reflejo clavé el cuchillo en el revés de su mano. Un aroma metálico llenó mis poros de inmediato. Aspiré profundo. Sus gemidos lastimeros no significaban nada para mí, sólo alimentaban más mi determinación.