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Era un lunes soleado, con los alumnos de la preparatoria de Ikebukuro vagando por los pasillos.

Mikaela Geales entró al su salón designado. Llevaba un saco, zapatos y pantalón azul oscuro, una camisa blanca y una corbata azul rey. Aquel conjunto resaltaba aún más sus ojos.

Era uno de los pocos que llevaba uniforme diferente debido a que era el delegado de la clase. ¿Quién no lo votaría? Cara bonita, buen cuerpo y unas notas de envidia, esa era una de las razones por la que varios chicos y chicas estaban enamorados de él.

Se encontró con Yuu, que llevaba el uniforme normal. Zapatillas y camisa blanca (la cual no se veía mucho), pantalón gris y un buzo del mismo color, pero con algunos detalles azul aqua.

—Mika, ¿cuánto te sacaste en el examen de química?—fue lo primero que preguntó Yuu al verlo.

—noventa y ocho, creo ¿y tú?

—Cuarenta—respondió de lo más orgulloso. El rubio se preguntó a qué se debía.

—Debes estudiar más, Yuu-chan—suspiró con pesadez.

—Yo, el rebelde con malas notas, tú la chica buena y estudiosa—no obtuvo ninguna respuesta por parte de Mika, ya que no entendía lo que decía—. ¡Por favor! ¡Eso te hace uke!

—Hablamos de yaoi, no de un shōjo, Yuu-chan.

—¡Jugar el papel de la chica cuenta como pasivo!

—En ese caso, la chica siempre es más baja.

—Solo nos llevamos centímetros—repuso Yuu ya frustrado por no encontrar otra razón. ¿Debía concurrir a un plan B?—Mika, hoy vienes a mi casa así me ayudas con química.

El rubio suspiró con pesadez.

—Yuu-chan casi nunca me presta atención, no entiendo qué debo explicarte...pero—dijo después de pensarlo un rato—. Si en la siguiente, sacas más de noventa; serás el seme por un día sin quejas de mi parte.

—¡Gracias, Mika! ¡Prometo que te prestaré atención!—exclamó Yuu con una gran sonrisa plasmada en su rostro, hasta que después midió bien las palabras de su amigo—. ¿EH? Espera, ¿qué? ¿Dejarás que te la meta?

—¡El título!—aclaró el joven Geales no sin antes darle una bofetada al azabache.

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Después de una larga jornada de clases ambos habían caminado hasta la casa de Yūichirō para estudiar. Bueno, más bien para que Yuu estudie, ya que Mika comprendía muy bien el tema.

Todo el camino iban empujándose entre sí y de vez en cuando corriendo. Cuando se trataba de éstos dos solos, era como hablar de un par de niños.

Apenas abrió la puerta, los ojos esmeraldas se encontraron con un Shinya algo ¿desesperado? ¿Extremadamente feliz? ¿Ansioso? No sabía cómo describir aquel rostro.

—Ya llegué, ma...

—¡Debes ser el uke!—fue lo primero que soltó el peliblanco—. ¡Por favor! ¡Y lo harás porque soy tu madre!

Mientras tanto, el rubio observaba divertido. Si tenía a Shinya de su parte podría ganar rápidamente el estúpido juego.

—¡NUNCA! ¡Papá no está de acuerdo!

—Solo hazle creer...por favor, Yuu.

Es ahí cuando el lado comerciante e interesado de Yūichirō salen a flote.

Yo seré el seme.『Yaoi/BL』#ConcursoMejorFanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora