Yo seré el seme.『Yaoi/BL』#ConcursoMejorFanfic

14.

Dígalo con mimíca.

Esa era la competencia del día (o noche, mejor dicho). Una condición que había puesto Shinoa si se querían reunir en su casa.

Y obviamente estaban grabando, no querían dejar ese recuerdo sólo en sus memorias. Aunque siempre las conservaba alguien de confianza, como Shinya, para que más tarde no se filtraran.

En ese momento, Yuu estaba frente al televisor, tratando de que sus amigos adivinaran la película.

Se señaló a sí mismo.

—¡Gay!—sugirió Shinoa.

—Uke—esta vez era Mika.

—¿Hombre?—habló Kimizuki.

—"Yo"—dijo René, a lo que Yuu asintió. Esa era la respuesta correcta.

El azabache mostró dos dedos.

—Los que te meten—habló Lacus.

Él frunció el ceño. Odiaba ese juego con toda su alma. Más bien, odiaba que nadie se tomara en serio sus gestos.

—Segunda palabra—anunció Mitsuba y Yuu nuevamente asintió.

—Apúrate, ya tengo sueño—ordenó el pelirrosa. Normalmente él se despertaba temprano, así que en cualquier momento caería dormido.

—¿Saben? Yo también tengo sueño—apoyó la más baja.

—Sí, mejor vayamos a dormir.

Ya tenían los pijamas puestos e incluso las camas armadas, por lo que no tuvieron que hacer tanto movimiento más que apagar las luces.

En la sala estaba el sofá de dos cuerpos al lado de las escaleras, donde dormía René sin nadie más. En el suelo había varios colchones colocados en filas, para hacer la cama aún más extensa.

Todos fueron a sus respectivos lugares, de manera que el orden en el que estaban acostados fue: Kimizuki, Yoichi, Shinoa, Mitsuba, Lacus, Mika y Yuu.

Lacus estaba acostumbrado a dormir de costado, por lo que apenas volteó se encontró con Mitsuba.
Y unas pequeñas manos demás que apretaban los pechos de la rubia.

—Bueno, esto es incómodo-soltó Lacus.

Al ser un chico, esa escena debería afectarle pero sentía un gran rechazo. Al parecer las dudas sobre su sexualidad, se hacían cada vez más ciertas.

—Shinoa, suéltame.

—Eres mi peluche, Micchan.

La rubia la golpeó con el codo, de manera que su amiga por fin quitó sus manos.

—Mejor volteo hacia el otro lado...

Pero fue peor. Apenas lo hizo, visualizó cómo las manos de Yuu estaban tocando el abdomen de Mika por debajo del pijama.

¿Acaso nadie de allí era completamente hetero?

—¿Por qué esa cara, Lacus?—habló Mikaela con gran indiferencia.

—Es incómodo ver cómo todos están tan abrazados.

—Entonces duerme boca abajo.

—¡Pero no puedo dormir si no es de ésta forma!

Una voz ronca los interrumpió.

—Ven aquí entonces.

El peli-morado se sentó en la cama y vio cómo René caminaba hacia él. Un rojo arrebol invadió sus mejillas, ¿en verdad cambiarían de lugar?