Capítulo 4

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Estuve sin moverme por no sé cuánto tiempo hasta que dejó de oírse cualquier ruido. Él chico encendió la lámpara con un encendedor, nunca había visto que alguno funcione.

-Esperaremos un poco más por si acaso, deben estar buscando en todos los departamentos-ordenó sin dirigirme la mirada.

-Por qué perder tanto tiempo en encontrarnos?-pensé que no respondería pero después de unos segundos lo hizo.

-No cualquiera porta armas- contestó mostrando una sonrisa que daría miedo a quien sea.

-Quién eres?- se quedó en silencio.

-Idiota-susurré pero me oyó.

-No te pases de lista, ni me conoces, no sabes de lo que soy capaz, así que cállate y madura un poco-no sé por qué razón no tuve miedo, pero si rabia.

-A mí no me hables así, bueno?-dije molesta.

-A ti que te pasa? Qué no te das cuenta? Estás con alguien que no conoces, estoy totalmente armado y acabo de asesinar a tres hombre, eso es muy poco para tí?- se notaba que él estaba perdiendo la paciencia.

-Nadie te dijo que me ayudes, podrías haberme dejado tirada ahí, no es que no esté agradecida por lo que hiciste pero eso no significa que voy a tener que soportar tu humor de perros- crucé mis brazos, y miré a otro lado.

-Eres una loca- escuché como golpeaba la pared.

-Ah! No quieres que te pase un cartel de una vez para que todos se enteren que estamos aquí?-comenté molesta.

Se movió rápidamente hacia mí pero esta vez me hallaba preparada, tomé una pequeña navaja que tenía en mi zapato, sentí como sostenía mi cuello con sus fuertes manos mientras yo ponía el filo de la navaja en el suyo.

Vi como su mirada se tranquilizaba pero yo aún mantenía la guardia, quien sabe y este loco bipolar se pone furioso de nuevo.

Me soltó poco a poco y se volvió a sentar en su lugar, vi como curvaba los labios formando una pequeña sonrisa pero en un segundo volvió a dejarlos en una línea recta.

-Solo para dejar todo en claro, no habrías tenido oportunidad aunque hubieras usado esa miniatura-pude notar el tono de burla en su voz, y me dice loca a mí.

Iba a decir algo pero levantó los dedos en señal de que me callara y entrecerró los ojos dirigiendo una mirada de advertencia. Para mí que está mal de la cabeza o que el sol le afectó gravemente.

Después de varios minutos en silencio y evitar mirarlo, no me quedo de otra más que dirigir mi mirada hacia él, cualquiera que lo miraría sabría que es alguien a quien temer. Incluso a la luz de la lámpara se podía apreciar sus rasgos fuertes, una ancha frente que contenía una cicatriz dándole un aspecto algo rebelde, pude notar que tenía otra en su mejilla. A pesar de verlo sentado se podía notar que tenía un físico bien trabajo, seguro entrenaba para pelear, eso explicaría las cicatrices. Sus labios, oh! Otra cicatriz más, que sorpresa! (sarcasmo). Finalmente miré sus ojos,se podría decir que eran de un marrón oscuro ya que no se distinguía mucho con esta luz, sus ojos estaban llenos de secretos, se podía notar su cansancio y su curiosidad....un momento, curiosidad?

-Ya vas a dejar de acosarme con la mirada?- no sé si soy yo o su naturaleza es burlarse de la gente.

Por primera vez en mucho tiempo sentía como me avergonzaba. Con lo engreído que es y de paso me descubre mirándolo. Volteé a mirar hacia otro lado y decidí ignorarlo.

-Sólo para que sepas, no me fijo en niñas-

Niñas? Éste...estúpido, idiota, tarado, engreído, quién se cree? Además, por su comportamiento no creo que el muy imbécil sea mayor que yo.

-Sólo para que sepas, te miraba y me sorprendí al ver tus rasgos afeminados y de monstruo, no te preguntaste alguna vez si donde naciste no había algo de radiación? Que digo algo, mucha radiación - comenté molesta- Ahora me dirás cuánto tiempo seguiremos aquí? Porque no sé tú pero yo ya no soporto tu presencia-

Me dirigió una mirada asesina y sin hacer mucho ruido empezó a empujar la parte superior de donde nos hallábamos, o bueno, una pequeña puerta.

-No te muevas y no hagas ruido-susurró.

Hice lo que me dijo y me mantuve en silencio, después de que él verifique la zona unos minutos, abrió la pequeña puerta completamente, sacó sus cosas y apagó la linterna.

Salí después de él y me quedé ciega por la luz, espere a que mis ojos se acostumbren y pude ver que nos hallábamos dentro de uno de los departamentos. Todo lo que había se hallaba destrozado. Al parecer este departamento tenía un cuarto por debajo del suelo de uno de los dormitorios, muy inteligente, aunque seguro no les sirvió de mucho ya que no había nadie aquí.

Me acerqué a una de las ventanas para observar las calles pero esta daba a la parte trasera del edificio.

-No hay nadie en el piso- me sobresalté al escucharlo.

-Aun así debemos tener cuidado, pueden estar cerca-

Entré a la cocina para fijarme si es que no había nada de comida o botellas de agua. Empecé a abrir los gabinetes y escuche pasos cerca de mí.

-No crees que es obvio que no hay nada? Verificaron todo el lugar para buscarnos, seguro se llevaron cualquier cosa que hayan encontrado-su tono de burla empezaba a fastidiarme.

Suspiré antes de responder para tranquilizarme.

-Yo, a diferencia de ti, no tengo nada más para comer, solo me queda buscar, así sean las sobras-

Y bueno, el idiota tenía razón, no había nada que sirviera para sobrevivir, por lo que me dirigí a la salida, seguida de él.

-Piensas seguirme todo el día? Creí que no te fijabas en niñas-ahora era mi turno de burlarme.

-No lo hago pero tú, niña, debes ir conmigo- caminamos al lado de los cuerpos, pensé que "ellos" se los habrían llevado pero al parecer más les importaba encontrarnos.

Él camino al lado de ellos sin siquiera observarlos, al parecer no era algo nuevo para él. Estábamos bajando por las escaleras, ahora ya sé porque me había agotado tanto cuando trataba de huir de "ellos".

-De qué hablas?- pregunté recordando lo que había dicho anteriormente.

-Mira, te lo pondré así, vienes conmigo por las buenas o por las malas, así de simple-Dijo tomándome del brazo para que quedara frente a él.

-Ya te había dicho que eres un bipolar? Pobre de ti-dije ignorándolo, seguí mi camino.

Me sorprendí al notar que ya me incomodaba seguir hablando con él, supongo que me había acostumbrado a estar sola, sin nadie con quien conversar o incluso discutir.

Escuché como el caminaba detrás de mí, sin decir una palabra y ya empezaba a asustarme, sin duda no iría con él, apenas lo conocía, ni siquiera sabía su nombre y de paso tenía unos cambios de humor tan bruscos que confundían a cualquiera, sin contar ese ego que, creo, superaba un rascacielos.

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