Capitulo cuatro.

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Mi nueva casa era enorme. Y amaba mi nueva habitación, era el triple mas grande que la anterior, lo único malo de todos era mi vecino de habitación, el molesto Derek, estaba justo al frente. Mi habitación era de una amarillo pastel, una cama en el centro, dos mesitas de noche a cada lado con lamparas, un alfombra roja al lado de la cama, el armario, la puerta del baño y algunas cosas que había pegado en la pared. 

Habíamos llegado hace una hora, había desempacado y disfrutado de la comodidad de mi habitación, lo molesto era el ruido de cajas arriba y cajas abajo, y Denise gritándole a alguien donde deben ir las cosas. 

— Linda habitación. —La puerta se abrió. —La mía es aun mas grande, así que no me quejo. 

— ¿Que parte de "no me hables" no entendiste? 

— La parte donde dices "no" lo demás me quedo muy claro. —Sonrio de lado. 

— ¿Quieres saber lo que es un no? —El asintió cruzando los brazos sobre su pecho. —Por supuesto que te lo enseño. —Tome la lampara que estaba en una de las mesitas, y se la lance, por suerte para el se había agachado. 

— ¡Estas Loca! —Gruño. —Tienes que ir a un loquero urgente. 


Apreté mis labios y entrecerré los ojos. —Y tu tienes que aprender el significado de "No" 

—Ya esta muy claro en mi mente, pero a ti lo loco no se te quita. —Dijo. 

El salio de la habitación, y me tire en mi cama enojada, había roto mi nueva lampara, y me enfurecía todo, estaba enojada, lo odio con todo lo que mas llevo adentro. La puerta volvió abrirse cuando entro mi padre.

— ¿Te gusta tu nueva habitación? —Pregunto.

— Me encanta, es perfecta. —no podía negarlo. 

— Eso es bueno. —Acaricio mi cabello, y miro toda mi habitación. — Oye, ¿que paso con la lampara? —Pregunto viendo los vidrios rotos en el piso. 

— Derek la rompió, vino y la tiro, no se porque. —Frunci los hombros, Iba a desquitarme a toda cuesta y si para eso tenia que mentir, lo haría. 

— ¡Ese Jovencito! tendré que hablar con el. —Mi padre se Acerco a la puerta. 


— Gracias, papi, eso seria de buena ayuda para su corto cerebro. —Puse mi mejor sonrisa. El salio de mi habitación asintiendo. 

Derek estaba en problemas y eso me encantaba. 






El desayuno en la mañana siguiente, fue un poco tenso, papa parecía enojado, y Denise no tomaba importancia, Y la fría mirada de mi hermanastro sobre mi era incomodo, nadie hablaba pero las miradas lo demostraban todo. 

Pique un poco los huevos revuelto en mi plato, y cuando termine me pare de la silla, lo lleve hasta la cocina y luego fui por mi mochila, el instituto me queda aun mas lejos que antes, así que estaría en varios problemas de tardanza próximamente. 

— Espera, Lia, Derek te llevara al instituto. —Dijo mientras subía la escalera.

— ¿Que? Papa no, yo puedo ir sola. —Proteste. 

— Ya esta hablado Lía, de ahora en adelante te iras y vendrás con Derek, y no quiero protestas jovencita. 

— Si me compraras un carro, no tuviéramos este problemas. —Gruñi. 

— Si supieras conducir uno, quizás lo pensaría. —cruze los brazos por mi abdomen, el tenia razón, no sabia ni montar bicicleta y ahora quería conducir un auto. 

Realmente no sabia montar una bicicleta, pero no me culpen por eso, nadie nunca quiso enseñarme, y luego de la muerte de mi desaparecida madre, yo era lo menos importante en los momentos, hasta que mi padre se encontró con Corinne, una vieja amiga de mama, ella quiso hablar con el y luego de ese día, mi vida cambio completamente, igual aun no se montar la bici. 

— Camina retardado, que se me hace tarde. —Mi Medio-hermano aun comía despacio sobre la mesa, lo estaba haciendo a propósito. 

— Lia, el desayuno es la comida mas importante del día, tengo que hacerlo despacio para poder sentirla. 

— Despacio a la mierda. —Tome su plato, y eche lo que quedaba en los desechos, el me miro con el seño fruncido, y luego salio de la casa azotando la puerta, lo seguí hasta su auto y me coloque el cinturón. 

— Me culpaste con lo de tu lampara, loca, ahora estoy castigado. —Dijo mientras conducía. 

— Eso es genial, solo deja de meterte conmigo. 

— A ti lo que te faltan dos tornillos en la cabeza. 

— A ti te faltan cuatro. —gruñi. 

— Tonta. —Me pego en la cabeza, le devolví el golpe pero en su brazo, y luego el hizo lo mismo, estaba a punto de abalanzarme sobre, pero el puso su brazo y caí de nuevo en el asiento. —Para, para, vamos a chocar.

— Tu empezaste, imbécil inmaduro. —cruze mis brazos contra mi pecho. El comenzó a reírse, y fruncí el seño, ¿de que se reía?  —¿de que te ríes? —gruñi. 

— Acabas de Decirme inmaduro. —hizo como si se secara las lágrimas de la risa. —¿Te has visto en un espejo, Lia? eres descripción gráfica de inmadurez. 

— Tu eres el que pelea con una niña, por si no te das cuenta. 

— Al menos te diste cuenta de que eres una niña, ¿y sabes que son las niñas? in-ma-du-ras. —se burlo. 

— Te odio. —dije entre dientes.

— ¿Hasta cuando sera eso? Tres, cuatro días? te doy Dos días como máximo. 

— ¿Dos dias para que? para enterarte bajo tierra, gracias por creer tanto en mis habilidades. —sonrei. 

— Sabes a que me refiero, igual no me importa, un cambio de tema repentino, ¿como se llama tu amiga la rubia? 

— ¿Lana? —frunci el seño. —¿Que quieres con ella? 

— Esta buena, ¿me la consigues? ¿es rapidita? —Dijo sonriendo. los colores subieron mi cabeza, esto ya era el colmo. 

— No no te la consigo, si quieres saber que tan rápidas es, averígualo tu. —Abri la puerta del auto, justamente en ese momento el se detuvo frente a mi instituto, Gracias a Dios, no quería estar un minuto ahí mas con el. 

Camine por los pasillos del instituto tratando de buscar a lo que se supone que es mi mejor amiga, la vi hablando con algunas chicas, ella no pierde, nunca la encontraras sola, todo lo contrario. 

— Hey Lia, ¿esta noche? —Mire la persona que se interpuso en mi Camino, Logan. 

— Si, esta noche. —dije para mi misma, porque el ya había desaparecido por el pasillo con sus amigos, aun no puedo creer que saldré con Logan. 

— Hola bella amiga. —Lana apareció delante de mi con una gran sonrisa. 

— ¿Porque tan feliz? —Me acerque a mi taquilla para abrirla, y guardar los libros innecesario. 


— ¡Michael me invito a salir! —Dijo emocionada. — ¿No es genial? ¿estas feliz por mi? 


— Claro que si. —La abrace, el chico era rápido, es un Derek dos. 

El timbre resonó todo el instituto. 

— ¿No vemos en el receso? —Dijo antes de desaparecer.


— Nos vemos ahí. —Dije para mi misma, otra vez. 



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Mi vida con DerekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora