Habían pasado horas cabalgando. terminó el bosque, empezaron a ver granjas y a lo lejos se veían las montañas. Según el mapa las montañas se llaman Frankzer, son parte de la defensa de la ciudad.
Galopo un poco más hasta que divisó las murallas de la capital. Las tenía a cinco estadios de distancia.
A medida que se acercaba las murallas le parecían mucho más imponentes. Recorrían bastantes estadios y de ambos lados terminaban en la montaña. Fue disminuyendo el paso a medida que se iba acercando. La carretera se volvió de adoquines, estaba cada vez más concurrida. Había carretas transportando mercancías de toda clase, zanahorias, papas, entre otras. Algunas personas iban a mula o a caballo, hasta algunos a pie.
El sol había llegado a su punto más alto, estaba a menos de un estadio de las puertas. Ya las veía imponentes desde esa distancia. Empezó a ver guardias por la ruta, iban de grupos de a tres y a veces de a cinco. Los soldados iban vestidos con un pantalón de cuero rojo que por encima tenía unas grebas de metal, contaba con camisa de lana roja, por encima de ella tenía unos brazaletes de metal que les llegaba hasta los codos. Tenían una pechera metálica con un sol grabado, era la insignia del reyno del alba. Todos estaban equipados con lanzas y escudos, Los escudos metálicos con la insignia del fondo rojo y el sol en amarillo. Constaban de cinco lados que parecía un rectangular hasta al final llegar en punta, La punta superior derecha está levemente curva para poner la lanza y atacar en falange. A Daniel le pareció interesante, su maestro le había enseñado cómo formar una falange.
Llegó a las puertas, era impresionante. Están construidas de una madera de pino, sentía que estaba defendida con protecciones mágicas. Las murallas de piedra de cantera, median por lo menos dos estadios de altura.
Tuvo que esperar para entrar a la ciudad, ya que estaban haciendo un control en la puerta a todo aquel que las quería cruzar.
Llegó el turno de Daniel, avanzó hasta él un hombre joven con el pelo corto y una barba espesa. Llevaba puesto una túnica marrón que le llegaba hasta las rodillas, dejando ver lo tupidas que tenía las piernas de pelo y unas sandalias. El sus manos una pluma y un pergamino, preparó al vos y musito.
Soy Andres Azor escriba imperial - Daniel asintió - Por orden del Rey todo aquel que entre debe anunciar y explicar los motivos de su visita.
Me llamo Daniel y vengo a entregar un mensaje - Dijo con su tono más formal.
El escriba anoto todo en su pergamino. Observó alrededor como se le negaba la entrada a varias personas, algunas tuvieron que ser expulsadas a la fuerza a través de los guardias. El escriba terminó e hizo un ademan a los soldados para que lo dejaran pasar.
Tendrá que dejar su caballo en los establos - Musito el escriba - Y bienvenido a la Ciudad de Frankzer.
Daniel asintió y empezó avanzar en una caminata lenta a caballo a la ciudad.
Entró a la plaza principal y era un bullicio de gente, había puestos mercantiles. Descargan las carretas todas sus mercancías para venderlas los mercaderes, algunos regateaban hasta conseguir el precio adecuado. Vendían toda clase de cosa, desde las baratijas hasta armas y comida. Se bajó del caballo, empezó a preguntar dónde estaban los establos pero todo el mundo lo ignoraba.
Se terminó cansando, se sentó en una piedra al borde de la plaza. Le llamó la atención el caballo, lo molestaba con la cabeza. Daniel lo acarició y le habo.
¿Qué quieres ...? - Se dio cuenta de que no sabía su nombre - ¿Tienes nombre? - Negó con la cabeza, Daniel pensó hasta que se le vino un nombre a la mente - Benjamín - Negó con la cabeza - Abel - Volvió a negar - Gabriel - volvió a negar, no sabía qué le pasaba, lo pensó durante un rato hasta que sólo le vino un último nombre a la mente - Máximo - El caballo relincho de alegría y empezó a mover la cola.
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Edad Oscura - El Imperio del Alba
FantasyDaniel es un adolescente de 18 años. Su maestro le encomendó la entrega de una carta. Según su maestro sería su última prueba de su entrenamiento, pero era solamente la iniciación de La Hermandad de las Sombras. Con sus nuevos compañero...