Capítulo 4 - La Hermandad de las Sombras

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Edward le había pedido a una criada que lo llevara hasta su habitación. El viaje no fue largo desde el despacho hasta su habitación., habían cruzado dos pasillos. El sol caía sobre la montaña, no sé había dado cuenta del tiempo que había transcurrido.

En su habitación tenía un armario, escritorio con una silla, una mesita de luz y su cama. Todas las cosas estaban hechas con madera de pino, los árboles de pino abundaban en la zona. Le pregunto a la criada dónde quedaban los baños, está le señaló el final del pasillo. Se excuso y se retiró.

Registro la habitación, tenía hojas y tinta arriba del escritorio. Dentro del armario había un espejo en la puerta, se llevó las manos a la cara. Hace mucho que no se miraba en un espejo, tenía un poco de barba en su piel morena clara. Su pelo negro lo tenía largo y enmarañado. Sus ojos marrones con un leve toque de gris se quedaron fijos en la nada, volvió en sí.

Volvió a mirarse al espejo, tenía que afeitarse y cortarse el pelo. En la mano izquierda creo con un resplandor azul una navaja, empezó a afeitarse. Cuando terminó siguió con el pelo, hasta que terminó y se fue a la cama.

Pasó el día, Daniel había logrado dormir durante un rato. Ya había salido el sol, se levantó y se dirigió a los baños. Estaban al final del pasillo, los distinguían por sexo. Dentro había unas letrinas al costado izquierdo, siguió avanzando. Había aguas termales, y a la derecha toallas limpias.

Terminó de higienizarse y se dirigió directo hacia su habitación. El pasillo empezó a ser un poco más concurrido, salían de las habitaciones y se dirigen a los baños.

Entró en su habitación, estaba la chaqueta negra arriba de su cama. La agarró, fue viendo cada detalle que tenía. Del cuello de la chaqueta bajaba una línea blanca de ambos extremos hasta las mangas. Tenía el escudo de las alas de ángel, de color blanco. Debajo del escudo había una línea vertical amarilla bordada. Miró su ropa, la tenía desgastada después del viaje y se prometió que cuanto pudiera se compraría más. Por el momento creo una camisa de lana con una capucha.

Se puso encima la chaqueta, se miró en el espejo. Antes de seguir, escuchó los leves golpes que daba alguien a su puerta. Caminó lentamente hacía ella, la abrió por la mitad.

Estaba en el umbral de la puerta el mismo chico pelirrojo, tenía una sonrisa en el rostro y un aire de tranquilidad. No tardó en presentarse.

Hola - su voz era tranquila - Primero me disculpo por lo de ayer, segundo me llamo Isaac Storm de la tribu cuenca negra.

Hola me llamo Daniel - respondió amablemente - solo Daniel.

Isaac se rió, incluso Daniel quería reír. Su risa era contagiosa y cálida.

Como prueba de que lo sentimos te daremos un recorrido por todo el cuartel - A Daniel le sorprendió el plural.

Sólo veo a uno - dijo Daniel.

Isaac le señaló con la cabeza a un costado, se apartó hacia atrás. Daniel se adelantó, miró para el costado que le había señalado. Estaba la chica de ayer, vestía una chaqueta negra igual que los demás, una pollera azul oscuro y unas botas hasta las rodillas . La acompañaba el gorila infernal agarrado de su mano, no parecía tan agresivo como ayer pensó. Ella lo miraba fijamente, había olvidado cuando fue la última vez que había visto una, hasta que Daniel habló.

Hola - dijo dulcemente.

Hola - respondió débilmente - Me llamo Safira Pattern y el es - señaló al gorila - Ether.

El gorila le chillo y se subió al hombro de Safira. Ella comenzó a caminar, los dos la siguieron con la mirada. Daniel miró a Isaac, este habló.

Edad Oscura - El Imperio del AlbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora