Parte 6 Asco

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-Te odio.

Lo dije en un susurro, y el se separo, mirándome a los ojos y acercándose a mi hasta que la punta de nuestras narices se tocaron.

-Yo también.

Cerré mis ojos y él me besó, un beso calmado y doloroso, con sabor a sangre.

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Desperté y vi que todavía no había amanecido, normal, ¿ cómo podría dormir bien con lo que había pasado? Intenté levantarme e ir al baño, ya que Vegetta no estaba, pero fallé y caí al suelo, eso ya iba a ser una costumbre. Me dolía demasiado todo el cuerpo, lo que más mi entrada y mi tobillo.

Me apoyé en la cama y así pude ponerme en pie. Las sábanas blancas estaban ahora manchadas de sangre ya seca.

Caminé unos pasos ayudándome de la pared y cuando estaba a punto de llegar al baño noté algo húmedo bajar por mis piernas, lo toqué con dos de mis dedos... una sustancia mas blanca que roja, que asco.  Entré baño, me metí a la bañera y abrí el grifo con agua caliente, no importaba que quemase, tampoco sabía en que momento había empezado a llorar, pero no podía parar.

¿Sabéis de ese dolor punzante que sentís en el pecho cuando algo no va bien? Es como un agujero negro que parece intentar matarnos desde el interior, y que solo para cuando lloramos hasta quedarnos sin lágrimas. Yo nunca había sentido eso, hasta este momento.

Llevo mis manos a mi cara y lloro lo mas fuerte que puedo, paso cerca de una hora ahí metido, hasta que el agua que estaba casi hirviendo ya está fría. Salgo de la bañera como puedo y me miro en el espejo, si la anterior noche me parecía que mi aspecto estaba mal, hoy parecía un muerto. Tenía ojeras y múltiples moratones en todo mi cuerpo, los que mas se notaban eran los de mi mejilla y mis muñecas, a parte tenía una hinchazón en el labio, lo toqué y dolía bastante. Estaba roto, debió ser cuando me dio las bofetadas...

Me alejo del espejo y busco una toalla, me arropo con ella pasándola por encima de mi cabeza, solo se me ve la cara, era una toalla enorme.

Salgo del baño cojeando. La habitación está bañada en una luz anaranjada. Me acerco a la ventana y veo que ya está amaneciendo. Abro esta y me quedo un buen rato mirando las montañas, en verdad este lugar es precioso. De repente un bulto marrón viene a toda velocidad hacia mi y salta por la ventana tirándose encima de mi y haciendo que yo pierda el equilibrio, cayendo esta vez por suerte en la cama. ¿¡Pero que es esto!? Me alejo del pequeño bulto asustado y cierro la ventana, viendo a unos pocos metros como unos perros se van...espera no, unos ¡lobos! Wow, era la primera vez que veía unos. Me doy la vuelta y me acerco al bulto con precaución...un zorro, un zorro pequeñito, del tamaño de una ardilla está encima de la cama, me siento al lado y él se aleja de mi, era una completa monada. Seguramente los lobos lo estaban persiguiendo...pobre.


-...Ven peque...ven aquí...

Le hablo suavemente intentando no asustarle, el zorrito solo me mira inclinando su cabeza. Aishh que mono. Al final logro cogerle y lo pongo sobre mi regazo, a veces me muerde, pero no demasiado fuerte, es normal que esté asustado después de lo que debió de pasar, le acaricio la cabeza y se está quieto, al menos este pequeño me ha subido el ánimo.

-Te llamaré...ehmm Sam, sip, ese nombre te pega.

Lo levanto y lo llevo conmigo a la cocina con esfuerzo, pues este no paraba de moverse. Me arreglo para sacar una salchicha y cortarla en pequeños trozos con solo una mano. Pongo a Sam en la mesa y le pongo la salchicha al lado. El se la come sin dudarlo. Me siento y suelto una pequeña risa al ver como come de rápido y toco su cola, es esponjosa y suave. Cuando acaba de comer se acerca a mi y salta a mi regazo echándose y durmiéndose casi al instante. Es adorable.

Soy...¿su compañero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora