Parte 2 Recuerdos y pillado

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Él se detiene a menos de un metro de mí y apoya su brazo izquierdo en la pared mientras que con su mano derecha me levanta bruscamente la barbilla y acerca su boca a mi cuello... Vale, esto ya me está empezando a asustar...

-¡¿Qué haces?! ¡Suelta!

Grito cuando noto su lengua pasando por mi cuello, me hace cosquillas y me asusta...este no es Vegetta, él nunca me haría algo como esto. Me doy una bofetada mental por estar pensando en esto ahora, ¿Qué soy acaso, una damisela en apuros? No me toques los huevos... Pensando esto le doy una patada en sus partes y logro que se aleje de mi, él se dobla por el golpe que acaba de recibir, pero como dice mi madre a grandes males grandes remedios, aunque admito que ha sido una táctica sucia.

Me acerco para ver si estaba bien, pero cuando estoy a punto de tocarle el hombro me aparta la mano de un golpe.

-...No me toques

Estoy flipando, ¡¿pero quién se cree este?!, ya estando enfadado, vuelvo a acercarme y me agacho un poco para mirarle a los ojos...morados. Morados...¡¿Pero que leches es esto!? Me quedo mirándole fijamente con la boca abierta hasta que este se da cuenta y se levanta rápidamente en dirección a su habitación. Consigo cogerle del brazo y pararle antes de que se meta en su cuarto, aunque no se gira ni a mirarme si quiera.

-Explícame qué fue eso.

-No hay nada que explicar. Suelta, quiero dormir.

-¡Escúchame de una vez Vege! ¿Por qué tus ojos son morados? Entiendo que sea tu color favorito, pero ponerte lentillas de ese color ya es demasiado tío, a parte, estás tan borracho como para confundirme con una tía cuando estábamos en el pasillo o qué macho.

-¿Eres idiota o te lo haces?

Me dijo mirándome de nuevo a la cara, ahora volvía a tener los ojos castaños, entonces, ¿me había imaginado eso?

-¿Cómo voy a tener los ojos de ese color? Tú eres el que está borracho para imaginarse eso. Y ya te he dicho que me sueltes.

Dijo a la vez que tiró fuertemente de su brazo y se metía en su habitación.

-Olvida lo que pasó y vete a dormir.

A continuación dio un portazo dándome con la puerta en las narices y no me quedó mas remedio que irme a mi habitación todavía confundido por todo lo que acababa de pasar.

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Hoy me he levantado pasadas las 12, a estas horas ya debería tener un vídeo preparado, pero no tengo ganas de levantarme. Pasados 10 minutos de dar vueltas en la cama oí la puerta de casa cerrarse y salí de mi habitación para ver si era Vegetta. Nada. No estaba, al parecer se había ido al gimnasio al que se había apuntado nada mas llegar.

Volviendo a mi habitación se me ocurre una idea. No está en casa, por lo que es imposible que su habitación esté cerrada. Podría entrar a su habitación para ver si encontraba algo que me ayudase a comprender qué le pasaba.

Dudo un poco al abrir la puerta, pero al final me decido y la abro lentamente, entro de puntillas, con miedo a que estuviese dentro, pero doy un suspiro de alivio al ver que al parecer en realidad había salido. No hay nada que llame mucho la atención, salvo un pequeño detalle que me hizo sonreír al instante, las sábanas de la cama eran las que le había comprado en Los Ángeles, y como no, eran moradas. Recuerdo la cara de ilusión que había puesto al dárselas, casi parecían los ojos de un cachorro, ese día me había intentado hacer un filete con patatas fritas en compensación pero el filete le había salido chamuscado y las patatas crudas, así que no nos había quedado de otra que salir como tantos días a cenar, aunque el acabó invitándome.

Recordando todo eso suelto una pequeña risa, sigo husmeando por su habitación y veo un montón de bolsas y cajas arrimadas contra la pared. Me acerqué a la bolsa más grande y en su interior había un gran cartel morado y verde que ponía en letras negras y grandes la palabra 'Wigetta'. Me entró la risa floja, siempre que vamos a eventos venimos con regalos de todo tipo, pero esa palabra nunca falta. Vuelvo a guardar el cartel con cuidado de no arrugarlo en la bolsa y me levanto con la intención de irme, ya que no había nada raro.

-¿Que haces en mi habitación?

....Maldito sea mi karma....



 

Soy...¿su compañero?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora