Capítulo 21 (II)

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No puedo no necesitarte. Aunque ya no tenga miedo, gruña, manche a color mis manos y sea un monstruo; en el fondo solo puedo necesitarte. No es un capricho ni una locura, es que todo lo que soy te lo debo a ti, y todo lo que eres también necesita de mi. Es nuestro amor, una necesidad que se complementa y muta como un inhumano, en el ajuste perfecto de nuestra rota historia.

...

"Parece una broma, pero somos inmortales"jc

...


"Madrugada del Sábado.

Louis.

Desperté y apreté a Harry contra mí. Él estaba profundamente dormido después de un día complejo, y yo no podía parar de dar vueltas en mi cabeza de lo que haría al amanecer. Nunca he sido realmente creyente de nada, simplemente he tenido fé en Harry y en el amor que le tengo, es lo que me mantiene funcional y estable en contra de los susurros y la mierda que continúa lloviendo sobre mí y que por ende, recae en él también; sin embargo, en este momento, quiero apostar a cualquier ser que pueda oír mis pensamientos, que si yo logro resolver todo este inmenso problema, mi peque y yo podremos ser felices, iniciar una nueva vida.

Si tan solo no tuviera que emplear mis recursos extra, involucrarme más de lo necesario, o tener que llamar a Liam. Su ofrecimiento aún me jode de más en la cabeza y se trasforma en un eco entre las codiciosas voces que murmuran.

Mi peque entreabrió sus bonitos labios y subió su rostro a mi almohada, a la altura del mío. Su respiración acompasada se confundió con la mía, y me sentí arrullado y en paz, como si las implicaciones de mis actos y de mi historia familiar no estuvieran al acecho, manchando nuestra felicidad.

Besé su frente, en medio de las cejas, y después cada una de ellas. Besé sus ojos, la punta de su nariz y el borde de sus labios. Una sensación helada, las manos huesudas que suelen venir a mí y rodear mi cuello para asfixiarme, el órgano en mi pecho palpitando de modo que podía sentirlo en mi garganta. Cerré los ojos con fuerza, gruñí a la nada y apreté a Harry como si me aferrara a la vida.

-Herma... no -abrí mis ojos y mi peque movió los suyos, intentando abrirlos, y yo me congele, sin poder moverme.

Cómo si nunca hubiera dicho nada, su respiración continuó rítmica y baja, tranquila. Me sentí un hijo de puta, no debería molestarlo a esta hora con mis sensaciones débiles. No podía dejar que él notara cuan mierda llegaba a ser soportar el peso de todo, de la muerte, de la imperfección, de lo jodidos que están todos a nuestro alrededor, de lo que he convertido nuestras vidas solo por mi deseo egoísta de mantenerlo pegado a mí.

-Peque -lo llamé, meciéndolo un poco, susurrando en medio de la oscuridad-. Peque, abre los ojos, por favor.

Harry se tardó un poco, pero finalmente despertó. Sus ojos verdes brillan en la noche como pedacitos de luz robados al sol como lo hace la luna, me iluminaron las sombras y ayudaron a ahuyentar el ardor en mi garganta y pecho. Él no dijo nada, solo me sostuvo la mirada y entonces, despacio, subió su mano por mi mejilla hasta mi cabello para acariciarlo.

Las suaves caricias me relajaron aún más, me colmaron de una calidez que únicamente logro sentir cuando estoy junto a él.

-Duerme, duerme ya, hermano bonito -murmuro mi peque, repartiéndome besos igual que yo lo había hecho hace un momento con él-. Aquí estoy, yo te cuidaré de ellas.

-Hacen mucho ruido, amor -mi voz salió ronca, me acomodé hacia abajo y esta vez fue mi turno, de tantos otros, de enterrar la cabeza en el cuello oloroso a frutas y flores de Harry.

hermano (ls)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora