3. Conociendo los alrededores.

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Vaya, vaya. Valentina miraba con sorpresa la escena con la que se había topado. Había ido a explorar un poco el bosque detrás del dormitorio sin alejarse lo suficiente, y sin querer vio a Alissa y a Trent "conversando" muy amigablemente; bueno, si conversar incluía besarse como no hubiera mañana y si las manos de la chica no estuvieran con las manos en la masa, literal.

-Perdón, yo ya me estaba yendo en todo caso-rió antes de tomar otra ruta y de escuchar un resoplido de Trent. Era un poco asqueroso, pero qué se le hacía. Adolescentes con las hormonas alborotadas y con las ganas de romper cualquier regla existente.

De hecho, esa misma mañana había hablado con el preceptor, un hombre viejo y canoso que supuestamente se hacía cargo de los estudiantes con su esposa, y al parecer, según lo que había escuchado, era un fiasco total. Su mujer era la encargada del cuidado de las señoritas. Él le había entregado una copia de las reglas que habían en la academia y ella no se había tomado la molestia de leerlas a fondo. Sólo había ojeado unas pocas y se aburrió, pero recordaba la mayoría de ellas.

No ir al bosque sin supervisión.

Primera regla rota.

No era tan grave, especialmente si iba ella a solas. Le había hallado el sentido a la regla en cuanto vio a Alissa y Trent haciendo sus cosas. Sin embargo, el bosque le había encantado desde que llegó y no planeaba seguir esa regla.

Continuó en línea recta y dejó algunas señales para evitar perderse en cuanto quisiera regresar. Unos pajarillos cantando la distrajeron un poco. Miró al reloj, aún tenía tres horas libres antes de la hora de la comida. Se sacudió el cabello un poco y lo recogió en una cola alta, tratando de alejarlo de su cara. Escuchó algo así como un riachuelo y lo siguió agudizando su oído. Cada vez lo escuchaba más cerca hasta que finalmente vio un pequeño hilo de agua zigzagueando entre los árboles. Decidió seguirlo.

Tras un largo trecho, el riachuelo comenzó a hacerse más ancho y finalmente Valentina escuchó una caída de agua. Se apresuró y bajó ayudada de algunas raíces que sobresalían del suelo. Frente a ella había una hermosa cascada. Era de agua transparente y las rocas podían divisarse al fondo de esta. No era profunda. Como máximo le llegaría a su cintura. Ella sonrió y sacó su celular. Capturó aquel hermoso paraje y decidió sentarse en una roca al costado de la cascada.

Se sentía totalmente en paz. Cerró los ojos y respiró profundamente. Era aire totalmente puro. Decidió sacarse los zapatos y meter los pies en el agua. Estaba fría y deliciosa. Puso un poco de música y se dejó caer de espaldas. Veía las copas de los árboles demasiado altas que tapaban el sol en su totalidad, y se movían con el viento. Se adormeció y comenzó a bostezar.

No podía quedarse dormida. En cambio, tuvo una magnífica idea. Se sacó la camisa por sobre su cabeza y se quitó los pantalones que llevaba. En ropa interior caminó dentro del agua y se posicionó justo debajo de la caída. Se sentía fantástico. Se quedó allí por unos minutos hasta que la pantalla de su celular se encendió y una llamada entrante apareció en ella.

Valentina caminó a la orilla confundida y lo tomó para ver qué era. Era Alissa.

-¿Sí?

-Valentina, vienes ya mismo del vuelta al dorm. La vieja te busca.

-¡¿Qué?!-exclamó la última con sorpresa. Comenzó a vestirse y a ponerse los zapatos mientras sostenía su móvil en una difícil posición, intentando hacerlo en el menor tiempo posible.

-Quería asegurarse que te hubieses acomodado, y que hubieses leído el handbook.

-¡Dios mío!-se quejó antes de amarrarse los cordones de sus zapatos.-¿Y qué hago? Estoy en el bosque ahora mismo.

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