1. Vallet Pehl Academy.

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Valentina se limpió las lágrimas con el dorso de su mano mientras caminaba con su bolso y una pequeña maleta de mano. Estaba buscando la puerta 41 con destino a Atlanta, Georgia, y al parecer no distaba mucho de donde se encontraba. La despedida con sus padres había sido muy dolorosa y sólo por pocos momentos dudó acerca de la decisión tan radical que había tomado.

Con su cabeza llena de pensamientos, entró al baño para calmarse un poco. Allí colocó sus pertenencias en el suelo, se miró frente al espejo y se arregló un poco el cabello. Mojó sus manos antes de pasarlas sobre su cara para borrar las huellas de lo que había pasado minutos antes y suspiró. Tras unos momentos ensimismada observando su reflejo mientras su mente divagaba, decidió que era suficiente.

Se sentó frente a la puerta que correspondía y sacó el celular del bolsillo trasero de sus jeans. Envió un mensaje a sus padres informándoles que todo estaba en orden y después se dedicó a chequear sus redes sociales, sonriendo de vez en cuando al encontrar cosas graciosas.

Teniendo los audífonos puestos y escuchando algunas de sus canciones favoritas, se dedicó a mirar furtivamente a las personas que estaban a su alrededor. Lo típico: parejas jóvenes, familias y uno que otro "gringo". En su mente los bautizaba con el nombre que parecían tener. El tiempo pasaba tan lento que incluso espiar las conversaciones de los que estaban sentados junto a ella comenzaron a carecer de sentido.

Finalmente llamaron a los grupos de abordaje y tras algunos minutos de hacer la fila, caminó por el estrecho pasillo hasta entrar en el avión. Sonrió a la azafata y con la mirada buscó el número de su asiento. Afortunadamente era al lado de la ventana. Miró por la ventana y tomó una foto rápida del ala del avión. Fue registrada con la ubicación de Bogotá, Colombia.

Sería un largo tiempo lejos de ahí.

***

Empujando sus maletas con algo de dificultad, Valentina fue en dirección a la salida. Sacó su celular y llamó a Jim, quien se suponía la iba a recoger en el aeropuerto. Con su fatal inglés logró hacerle saber dónde se encontraba y pocos minutos después había llegado.

Era de aproximadamente unos 40 años, pelirrojo y fornido seguido por dos chicos y una joven morena. Le sonrieron y tomaron sus maletas para subirlas a la parte trasera de la van en que viajaban. Ella subió y se sentó recta en una de las esquinas seguida por ellos.

-Entonces, ¿cómo te llamas?-preguntó la chica mirándola con curiosidad y sentándose a su lado. Le tomó un segundo captar que le estaban hablando en ella y, rogándole a la virgen y a todos los santos, le contestó.

-Soy Valentina-dijo suavemente. Se sentía completamente ridícula porque ya sabía de antemano lo pésimo que su inglés, pero ellos no rieron. Eso le dio más seguridad. -¿Y cuál es tu nombre?

-Yo soy Alissa. Encantada de conocerte. Me gusta mucho tu cabello. Deberías dejarme trenzarlo un día de estos. ¡Estoy emocionada! Ay Dios, siempre quise una amiga así como tú. Miren que ella se ve divertida, ¿no es cierto? Nos vamos a divertir demasiado.

Valentina no entendió por completo lo que quiso decir; sólo se había estancado la palabra cabello. Disimuladamente pasó la mano por encima de sus rizos castaños para ordenarlos un poco. Vagamente tenía idea de lo que había dicho por lo que sólo sonrió con incomodidad.

-Lis, la estás asustando-dice uno de los chicos negando con la cabeza y sonriendo. -Soy Trent.

-Está bien, no me estaba asustando-su lengua se trababa un poco mientras trataba de pronunciar apropiadamente. -Perdón si no hablo bien. Creo que debí prestar más atención a mi profesora.

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