19. Mentiras y provocaciones.

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Jim y Mr. Burrs habían decidido que esa semana fuera divertida para los estudiantes que quedaban en el campus. Más de la mitad de los chicos se había ido el mismo viernes después de clases, así que los dormitorios estaban vacíos, al igual que el edificio estudiantil y las oficinas de los directivos. Los Taylor y su hijo se habían ido a Vancouver en la madrugada del sábado, y los profesores que vivían alrededor de la academia, se habían encargado de llevar a los estudiantes que viajaban hacia Brampton antes de dedicarse a disfrutar el receso que hasta ahora comenzaba. Por esa razón, los habían reunido a todos en el auditorio y se les había comunicado que habría recreación todas las noches, empezando ese mismo día.

Los chicos vitorearon antes de salir atropelladamente a los dormitorios para cambiarse de ropa. 30 minutos después, se estaban subiendo a uno de los buses de la academia con rumbo desconocido. Jim puso algo de música por los parlantes y esperó hasta que todos estuvieran allí. Esa había sido la condición, pues al ser pocos los encargados, tendrían que mantener a los chicos juntos.

Les pidieron a las chicas que se sentaran en la parte de adelante del bus, y a los chicos les indicó que se sentaran atrás. Muchos bufaron y se quejaron aunque terminaron obedeciendo a regañadientes. El hombre corpulento y pelirrojo se sentó al volante y Mr. Burrs lo acompañó desde el asiento del copiloto.

Valentina estaba sentada sola en la mitad del bus, justo adelante de los chicos. María estaba sentada en la hilera izquierda, con Dmitry al lado suyo. El chico estaba algo nervioso ante de la idea de ser sorprendido desobedeciendo la orden de los dos hombres, pero se había arriesgado al ver el guiño del ojo que le había hecho la venezolana.

Krishna estaba en el último asiento, solo y en silencio. Daniel había viajado a casa de su hermano mayor y Luke estaba bastante ocupado intentando llamar la atención de Melissa para que viniera a sentarse con él. El humo salió de su boca y se elevó por sobre los asientos. Había cubierto el extremo del cigarrillo pues al aspirar, se iluminaba de color azul. Le dejaba un delicioso sabor a menta en la boca.

Valentina comenzó a sentir movimiento en el bus: algunas de las muchachas se tambaleaban desde los puestos de adelante en dirección a los chicos que se encontraban atrás. Rodó los ojos cuando una de ella se sentó en el puesto vacío a su lado y le sonrió antes de pedirle que le cediera el puesto. No quería ser una aguafiestas así que asintió y ella misma se paró para ir al último asiento.

El bus tenía 10 pares de asientos en la hilera derecha y sólo 9 en la izquierda, por lo que ese último lugar no estaba al lado de ningún otro. Y lo más importante de todo: Krishna lo estaba ocupando.

Cuando la chica estaba de pie, el bus giró en una curva prolongada haciéndola perder el equilibrio. Se trató de sostener de los asientos entre los que iba, pero no fue suficiente. Cayó en las piernas de Ben y éste la tomó de las caderas en acto reflejo.

-Si necesitas sentarte en algún lado, estoy disponible, preciosa-bromeó ganándose un zape de Valentina, quién se levantó inmediatamente. -Si buscas mi compañero de cuarto, está atrás.

-Vete a la mierda, Ben-masculló en respuesta al muchacho que la estaba mirando con una mirada pícara. No obstante, la última frase le siguió sonando. No se sentía bien ir allí a sentarse sin explicación alguna con Krishna después de todo.

No quería parecer desorientada y mucho menos caerse de nuevo sobre alguien así que decidió continuar. Al llegar atrás, efectivamente estaba el chico sentado allí solo y fumando.

Valentina hizo una mueca al verlo porque no tenía conocimiento del mal hábito que tenía el muchacho. Él no la había visto aún pues su mirada estaba fija en la ventana. Ella suspiró y se sentó en el piso del bus justo detrás de la última hilera de la izquierda, recostada al costado del bus. Sacó sus audífonos del bolsillo y los conectó al MP3 fucsia que le había regalado Michelle, la amiga de Álex. Cerró los ojos por un momento hasta que sintió que alguien estaba sentándose al lado suyo.

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