5. Un soplón.

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Estando en clases, comenzaron a llamar una a una de las chicas encontradas en el dormitorio de varones. Alissa y Valentina eran parte del pequeño grupo que supuestamente no habían participado de aquella actividad. Sin embargo, a pesar de creerse a salvo, de repente Mrs. Taylor nombró a la chica nueva en frente de la clase de Seniors.

Valentina, un poco azorada, se levantó y siguió a la mujer hasta la oficina donde interrogaban a cada una de las chicas atrapadas en los días anteriores.

-Una de las chicas mencionó que tú estabas en el boys dorm ese día. ¿Es cierto?

La chica había sido advertida por Alissa del staff. Le había indicado que si no la atrapaban en el lugar de los hechos, entonces inmediatamente era inocente, ellos no tendrían pruebas para involucrarla. Que negara todo y tomara partido de que era nueva.

-Lo siento, Mrs. Taylor. No sé de qué está hablando. -La mujer se esperaba una negación o algo por el estilo, de modo que su pose aprendida se le cayó al instante.-Yo estaba en el columpio cuando ustedes llegaron.

Mr. Taylor aseguró haber visto a alguien sentada allí antes de bajarse a revisar el boys dorm. Tras vacilar unos momentos, se rascó la barba y se encogió de hombros.

-Puedes irte-dijo el hombre y cerró la puerta apenas ella salió.

Valentina se demoró un poco al irse y alcanzó a escuchar: "no sé, Francis, Leigh me dijo que ella también había estado ahí". Se enojó demasiado y salió de allí como un torbellino. Entró bruscamente a la clase en la que estaba con anterioridad y se dejó caer en la silla pesadamente. Su ceño fruncido y sus ademanes furiosos eran totalmente lo opuesto a la graciosa muchacha. Krisna lo notó de inmediato.

Era un gran observador. Creía que podía descifrar a los demás, y de hecho, no se equivocaba. Había notado el interés disimulado de varios chicos por Valentina desde que había pisado el campus y, aunque se les daba muy bien esconderlo, era bastante notorio a sus ojos. Por otro lado, esa chica sí que le representaba un desafío. Lucía bastante despreocupada y amigable, pero a la vez veía en ella un exceso de coquetería camuflada con ingenuidad.

Se acercó a la alterada jovencita y le ofreció un chicle. Ella lo aceptó sin dudar y se dedicó a hacer cubos en la parte trasera de su cuaderno, acompañados de algunas estrellas de cinco puntas. Él le puso una nota sobre su pupitre. Valentina lo observó con el rabillo del ojo por un momento antes de desdoblar el papelito y leerlo.

«Where is your smile

Una sonrisa involuntaria se formó en sus labios y volteó a ver al chico de ojos rasgados. Él parecía concentrado en lo que el maestro decía, pero aun así, ella dio cuenta de cómo una de las comisuras de sus labios subió un poco.

Como fuera. Eso no le restaba importancia al asunto. Las clases terminaron y los chicos se dirigieron a la cafetería para cenar. Cada quien tomó su bandeja y comenzó a elegir alimentos de la barra. Sin embargo, Valentina no lo hizo. Ella simplemente tomó una manzana y se dirigió a los columpios sola. Sus pensamientos estaban dispersos y sólo se dedicaba a sentir el aire fresco en su rostro. Sintió a alguien interrumpir su momento de soledad y se giró para ver quién estaba sentado al lado suyo. Era Ben.

Valentina le sonrió con calidez antes de desviar su mirada hacia el frente de nuevo. Desde allí podía ver los altos árboles alzándose inmediatamente después del dormitorio de las chicas y del área de clases selectivas. Se veía hermoso, el cielo totalmente azul sin alguna nube, y algunos pájaros cortando el aire con sus alas.

-¿Qué haces?-pregunta él sin mirarla. -¿Por qué no fuiste a comer?

Ella le mostró la manzana entre sus manos. Sus hoyuelos aparecieron tímidos a un costado de su rostro. Ben los observó con detenimiento con su corazón galopando contra sus cosquillas. Había venido con un objetivo en específico pero no hallaba la manera de abordarlo.

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