Relato 18 | Nueva York

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A la mitad del vuelo me dio hambre como era de suponerse que pasara si te levantas a las 4 de la mañana para estar en el aeropuerto a tiempo, Manuel había guardado todas nuestras pertenecías en cajas unas semana antes de mudarnos a Nueva York.

Un día de la semana anterior sin avisar llego un carro de paquetería a nuestra casa y cojio las cajas repletas de cosas que ocupábamos con mayor frecuencia, libros de Manuel y míos, los manuscritos que tenia que revisar, la computadora blanca de escritorio, la portátil de Manuel y todos sus instrumentos delicados de fotografía, unos cuantos utensilios de cocina, los demás enseres que necesitáramos habría que comprarlos una vez instalados. Ropa, solo empacamos unas cuantas prendas, era mas que obvio que una vez en Nueva York lo primero que Manuel haría seria comprarse ropa nueva. El dilema surgió cuando hubo que pensar en como llenaríamos el dormitorio, la sala y el comedor, ¿habría que llevarnos las cosas? Por un momento y luego de un meticuloso análisis de la situación decidimos que podríamos ajustarnos económicamente los primeros meses y así podríamos comprar nuevos muebles para el nuevo departamento. Estaríamos en Nueva York por lo menos cinco años. Así que decidimos utilizar el dinero que me habían dado por mi trabajo en Tree&Heart y lo que había ganado hasta el momento en la editorial, la cual por cierto me había consentido mudarme a Nueva York y seguir trabajando a distancia, aunque claro habría que viajar una o dos veces a California, mientras se decidía abrir una oficina en Nueva York, por otro lado Manuel contaba con las ganancias de sus ultimas galerías y campañas que había realizado así que una vez en el nuevo departamento habría que ver que tipo de muebles quedaban con el ambiente Neoyorquino; yo no había visto nada del departamento, no sabia como era, Manuel me había comentado que se encontraba en una zona decente de Nueva York y que visto por dentro se trataba de un lugar elegante y sofisticado, algo demasiado moderno, estancias minimalistas y con una vista espectacular de la vida nocturna de la ciudad, tenia tres ventanas enormes con un cristal que lo abarcaba todo desde el techo hasta el suelo; Un fin de semana antes de mudarnos Manuel viajo a Nueva York para comprobar que las cosas hubieran llegado bien y además de llevar su equipo fotográfico y algunas fotos que guardaba de sus anteriores galerías, ese mismo fin de semana Manuel se dedico a pintar el departamento y verificar que las modificaciones que había mandado hacer estuvieran listas.

-Manuel ¿Leonard y el Museo no se molestaran de las modificaciones que se están haciendo?
-Por supuesto que no, no habría por que molestarse ellos mencionaron que lo adaptáramos a nuestras necesidades- hizo una pausa - es mas estoy seguro que a los dueños les van a encantar.
-Ok, pero recuerda mencionárselo a Leonard por favor, no me gustaría que piense que somos abusivos.
- Mañana le llamo.
-Sabes que podría hacer también para aligerar el tema del dinero.
-Ya basta de eso Oscar, ya esta decidido.
-Solo escúchame, ayer estuve viendo en internet y hay varias editoriales en Manhattan que me podrían recibir, ya envié mi curriculum a un par de ellas, y además Tree&Heart, tiene una oficina de conexión en Brooklyn, en caso de no recibir respuesta de ninguna editorial, siempre me puedo poner en contacto con Christian, mi antiguo director quedamos en muy buenos tratos cuando lo promovieron a Brooklyn, y hemos tenido muy buena comunicación desde entonces. Le he llamado y me dijo que las puertas de la dirección de marketing estarán abiertas para mí.
-Fascinante, si es tu decisión querer trabajar de mas, yo no me opondré, pero ya sabes lo que pienso.
-Manuel no quiero que estando en Nueva York no podamos siquiera darnos ciertos lujos de esa ciudad.
-Lo platicamos sale, no quiero estar solo yo en ese departamento tan grade, por que te conozco los suficiente para saber que saldrás desde temprano de casa, iras a la oficina y solo volverás de noche con los pies hinchados como mujer que no se quito los tacones todo el día, solo llegaras con una caja de comida comprada- hace una mueca y entristece su cara- no que horror.
Suelta una risa lenta y me abrasa fuerte, aunque no esta mal que me pudieras mantener.
-¿Bromeas?
-Por supuesto cariño, llegando a Nueva York tendré que trabajar en la galería del museo, y la nueva exposición que planeo mostrar antes determinar la primer mitad del año, luego tendré que regresar a california por una semana por que hay que recoger esta exposición y montar la nueva, Lo recuerdas soy el cerebro de esta galería, además hay varia sesiones publicitarias y de la revista que tengo que hacer, así que habrá mucho trabajo.
-Santo Dios serás tu el que no estará en casa.
-Casi lo olvido Jayden nos invito a la gala de in Style, celebran la edición 12 del año y ya sabes habrá Runway, asistirá toda la socia lite de la moda, fotógrafos, celebridades y directivos, además presentaran la portada de esta edición que fue la que yo hice.
-¿La de Frankel?
-Le dije que te diría pero no aseguraba que tú fueras, pero insistió en que vallas, quiere ofrecerte una columna.
-Olvídalo, Jayden sabe que no escribo para revistas de calle.
-Eso se lo dirás tu bebe, pero te aviso que estando en Nueva York ahora tendrás que acompañarme a los eventos que me inviten. ¿Entendido?
-Ya veremos – sabia que la discusión no terminaría así que solo me levante y prepare algo de comer.

Manuel aparte de trabajar como galerista y director de arte fotográfica en california, colabora con el museo de Washington gracias a Leonard, hace exposiciones propias y colabora como fotógrafo invitado de varias marcas y revistas Neoyorkinas, además colabora en departamento visual de Prada, el se encarga de la parte creativa, propone los conceptos y arma las escenas de las sesiones, solo un par de ocasiones ha fotografiado a Prada, no le agrada mucho ese tema. En varias ocasiones ha fotografiado campañas publicitarias y campañas de moda que son muy recurrentes en New York, es por eso que viajaba constantemente a ese lado del país.

El capitán ha anunciado que en treinta minutos aterrizaríamos en el aeropuerto internacional John F. Kennedy, Manuel aun no despierta pero pronto lo hará.
-Hola – me dice con los ojos entre cerrados.
-¿Descansaste?
-Bastante amor.
-Aterrizamos en quince minutos.- se acerco a mi asiento y sin importar que hubiera una persona sentada al lado de nosotros me beso profundamente, fue ahí donde perdí parte de mi vida, se la llevo muy dentro de el. 

Oscar y ManuelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora