Capitulo 12

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Noté que el chico se reía, la rubia me miraba con una sonrisa desagradable
-tráeme un agua por favor- asentí sonriente y luego lo miré a él
-a mí una dona rellena de frambuesa y un café con leche-
-en un momento les traen su orden- les informo
-¿no nos la traerás tu?- me pregunta el chico
-no, mi tiempo se terminó, yo ya me retiro, que tengan buena noche- les digo y me voy al mostrador, dejo mi delantal, me deshago la coleta y pongo la liga como pulsera en mi muñeca
-toma, tu propina- me dice mi compañero de trabajo
-gracias, nos vemos mañana...- alargo  la palabra esperando a que el respondiese
-Leo, cuídate, es peligroso de noche- dice riendo
-Leo, claro, tú igual ten linda noche- salí de la cafetería y me dirigí a casa...
   Me faltaban unos pocos kilómetros, hubiera sido fácil en transporte, pero no quería gastar de mi dinero el primer día, además me gustaba caminar, escuche a un auto detrás y cuando las luces me alumbraron y el claxon sonó me di la vuelta
-¿te llevo?- me pregunta ese chico tan molesto
-no gracias, conozco el camino a casa- le respondo siguiendo caminando e ignorándolo, él iba a la par conmigo en su auto
-anda, yo te llevo- insiste, doy un golpe con mi pie en el suelo y me giro a verlo
-¿es así como seduces a las chicas?- pregunto molesta
-más o menos, si, ¿porque?- dice frunciendo la ceja, lo que lo hacía ver más molesto
-porque yo no necesito que me seduzcan, ni que me lleven a casa, puedo yo solita- y comienzo a caminar más rápido, escucho que la puerta da un golpe y cuando me volteo lo tengo ahí frente a mí, así que lo empujé
-mira tontita, yo seduciré a todas las chicas que te imagines, pero tú no eres una de ellas- responde serio
-eres un...- quería decir la palabra, en serio, pero no podía
-un idiota, si lo sé, pero lo idiota no me quita lo caballero- me quedo un poco confundida de su respuesta, así que no dije nada
-vamos te llevo- se vuelve a su auto
-¿puedo confiar en ti?- pregunto, de verdad no quería nada con el, pero admito que un aventón a mi casa no suena mal
- no lo sé, soy el chico malo, tú decide- me dice alegre
-entonces me iré caminando- comencé a caminar de nuevo
-espera- me llama, y me detengo
-¿si?- pregunto
-si puedes confiar en mí, de verdad no intentaré nada contigo- dice de mala gana, por dentro me moría de risa
-¿lo prometes?- pregunto
- si claro, ahora sube al auto- sin evitarlo sonreí y subí a su auto.

Entre la Luz Y La Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora