Capitulo 29

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Podía sentir como algo se rompía en mi cabeza, como si rompieras el candado de una puerta, y fue cuando pasó...que lo recordé todo, cada detalle de mi vida
-¿qué hiciste?- pregunté algo mareada
-desbloquee tus recuerdos, así se te facilitará realizar los ejercicios- Shon estaba detrás mío
-¿así podré subir al árbol?- pregunto
-no solo eso, podrás hacer más, activar tus cuatro fases en menos de un segundo, serás veloz- aún no me lo creía
-¿cómo puedo subir al árbol?- Shon se acerca mi oído
-imagina que vuelas- imaginé tener alas, el saltar de un acantilado, y volar, y sentí el ligero ardor en mis ojos, que no causaba dolor alguno, cuando miré al árbol estaba más cerca de lo normal
-vuela Ada- me anima Shon, entonces salté, me sostuve de la rama gruesa y con un par de trucos con mano y estaba sentada, respiré profundo y mis ojos volvieron a su azul
-bien hecho princesa- Shon ya estaba a mi lado
-gracias- le agradezco, el ríe, pero era una risa seca
-entonces, ¿qué fue lo que te hicieron?- él me mira y su mirada viaja al momento
-en el páramo, mi esposa estaba dando a luz, y yo cuidaba de mi otra hija, esperando a que pudiéramos entrar- mira a la luna- luego llegaron ellos, y le encajaron una espada a mi hija en el pecho, corrí hacia mi esposa, pero llegué tarde, los Ángeles le estaban arrancando la cabeza, y mi bebé no respiraba, perdí el control, y los maté, luego escapé- por más titubeante que sonara su voz, no soltó una sola lágrima
-lo siento- dije, sabía que los Ángeles eran crueles, pero no de esa forma
-mi familia, los demonios no somos como lo escriben los mortales, amamos incluso más que ellos- él tenía razón
-se acerca una guerra princesa, tienes que hacerte fuerte, porque en las guerras, atacan donde te duele- me aconseja
-las heridas físicas no son el problema, las heridas del corazón lo son,- recordé un poco
-por eso no abras las puertas de tus emociones- concluye Shon
-tu padre, era un gran hombre, mandón y gruñón, pero era mi amigo, esa frase siempre la repetía- pude sentir el dolor en mi mano de aquel momento, y como el cura a la herida
-¿dónde está?- pregunté
-nadie sabe, los Ángeles le buscan, y también nosotros, Dago se esconde muy bien Ada- solo esperaba que no fuera un cobarde
-él estará ahí Ada, él no mata por gusto, mata por nosotros, matara por ti- no sabía si creerle, no recuerdo mucho de mi padre
-Shon- lo llamo, y él me mira, entonces lo abrazo, él se queda tieso- gracias por no odiarme, y por devolverme mis recuerdos- él se relaja y devuelve el abrazo
-de nada- y nos quedamos ahí a ver el amanecer.

Entre la Luz Y La Oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora