Capítulo XII

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Unas pequeñas manos tantearon su cintura, ChanYeol apegó más el cuerpo al del contrario y aquellos brazos lo rodearon con firmeza. Giró la cabeza para profundizar el beso y la lengua del chico chocó contra la suya. Aquello fue el mismísimo cielo y solo consistió en un beso correspondido.

Sintió el deseo de tocarlo, quiso tomar más de BaekHyun. Sin embargo, quiso tocar aquellas partes que eran casi invisibles e inútiles para los otros. Quiso pasar el dedo índice por lo largo de la nariz de BaekHyun, besarle la nuca y caminar los dedos sobre sus hombros. Quiso jugar con su tobillo, acariciar cada uno de sus dedos y comparar ambas manos, ya que sabía que las suyas eran mucho más grandes que las contrarias. Quiso hacer ese tipo de cosas con BaekHyun como también otras, otras donde no importaba el movimiento ni la posición, pero quería a BaekHyun gimiendo su nombre cerca de su oído. Imaginárselas no costaba nada y ChanYeol sabía lo difícil que era hacer realidad los deseos propios, así que decidió conformarse con los pequeños detalles. Acarició las mejillas de BaekHyun con los pulgares y posó las palmas ahí con suavidad para llevar sus dedos más lejos y tocar aquel sedoso cabello que siempre le fascinó.

También sintió caricias inocentes y tímidas. Unos finos dedos tantearon su cadera y se introdujeron con cautela por debajo de su camiseta, como si en cualquier momento pudieran pisar una trampa y salir heridos. ChanYeol no permitiría eso, no quería que BaekHyun saliera lastimado y mucho menos que se alejara de él. Además, le fascinaba que, a pesar de que sus labios se separaron unas cuantas veces, estos se volvieron a juntar una y otra vez.

Más calidez. Ambos querían más calidez y tibies hogareña.

Aquellos dedos traviesos y a la vez tímidos tocaron su piel, haciéndolo arder y gemir en los labios contrarios de pura satisfacción. El suave delineo del tatuaje lo hizo sentir realmente feliz; primero, porque a BaekHyun pareció gustarle el trazado y, segundo, porque el castaño le tomó verdadera importancia a aquellas letras impresas en su piel. BaekHyun notó la preponderancia de aquellas palabras y él lo agradecía.

—ChanYeol... —Sus cejas temblaron al escuchar a BaekHyun hablar entre uno de sus besos que no tuvo continuación. El castaño se alejó aún con los ojos cerrados—. ChanYeol...

¿Por qué su nombre sonaba tan triste? No debía ser así...

—¿Qué quieres de mí? —El castaño suspiró, agachó la cabeza y mantuvo los ojos cerrados.

—Y-Yo... —Se quedó unos segundos en silencio y pensó en qué contestar—. Quiero follarte, BaekHyun.

Nunca pensó que sentiría tanto alivio al decir esas palabras y, en parte, agradeció tener el valor de soltarlas. El contrario lo escuchó con una sonrisa y los ojos llorosos, pero ninguna lágrima cayó de ellos.

—También quiero que me folles, ChanYeol. —Eso le sorprendió—. No obstante, no sueñes con que eso pasará. Jamás dejaré que suceda.

—¿Por qué?

El castaño negó con la cabeza y cruzó los brazos sobre el pecho, estableciendo más espacio entre ellos.

—Porque eres despreciable. —Los ojos de ChanYeol se abrieron, sorprendidos. La sonrisa ajena pareció reírse de él, pero no soltó ninguna risa—. Vete. Quiero ducharme.

Sus ojos se nublaron, levantó la cabeza para mirar el techo y pestañeó repetidas veces. Odiaba ser sensible. Odiaba llorar por cualquier cosa. Odiaba que todo le doliera.

Salió de dos grandes zancadas del baño y cerró la puerta detrás de sí, dando un portazo.

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P.S.G. • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora