Todo marchaba bien con mi vida, me encontraba a punto de participar en un Torneo Universitario, pues hago parte de la Selección de Fútbol en mi Universidad.
Mi equipo Heroínas FC también estaba dentro de las etapas más importantes y decisivas del torneo donde estábamos participando.
Sin dudas me encontraba muy feliz por éstas importantes etapas que se aproximaban y estaba viviendo.
Fueron pasando los días y empecé a sentirme mal, sentía dolor en mis articulaciones, debilidad y mucho cansancio físico.
Días después empecé a presentar fiebre, fui al médico y me dijeron que era por la gripe, pues en ese entonces tenía algo de tos, y bueno, tomé los medicamentos recetados por el médico y no le di muchas vueltas al asunto.
Al poco tiempo los dolores en las articulaciones desaparecieron pero la fiebre continuaba y comenzó a darme un fuerte dolor en la zona lumbar (parte inferior de la espalda).
Me llevaron en varias ocasiones de urgencia y me diagnosticaban Lumbago (inflamación de los músculos en la zona lumbar), pero los medicamentos no me daban alivio al fuerte dolor que sentía en ésos momentos.
Llegó el Torneo Universitario del que les comentaba al inicio de este capítulo donde gracias a Dios logré y pude jugarlo, pero después de cada partido el dolor en mi espalda se hacía más intenso y la fiebre que presentaba se elevaba mucho más.
Continuaban pasando los días y el dolor en mi espalda se hacía cada vez insoportable.
Me realizaron varios exámenes con resultados de anemia (la hemoglobina no se encontraba en sus niveles normales), infección urinaria, y un médico me diagnosticó hipotiroidismo (la glándula tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas, por lo que el cuerpo no puede seguir funcionando con normalidad y la actividad orgánica disminuye).
Me mandaron medicamentos para combatir esa infección urinaria y empecé a controlarme la hemoglobina con los alimentos esenciales, pero llegó un momento en el que empecé a vomitar todo lo que comía y llegué a bajar mucho de peso.
Así continué con el dolor intenso en mi espalda hasta que una madrugada no soportaba más el dolor y se sumó otra molestia en mi abdomen, también empezó a incomodarme muchísimo y mis padres desesperados por no ver mejoría de mis malestares, decidieron llevarme nuevamente de urgencias.
Eran las 3:00am un día Martes 10 de Mayo del año 2016.
Al llegar de urgencias me trataron con medicamentos para el dolor y me hicieron exámenes de sangre y de orina.
Los resultados arrojaron que aún continuaba la infección urinaria y la hemoglobina había desmejorado mucho.
Hasta cuando caían las 6:00pm los médicos informaron que posiblemente tenía Apendicitis.Como es posible que después de tantos diagnósticos, malestares y síntomas, termine en estos momentos resultando con Apendicitis?
¡No es posible!
El Cirujano dijo que debía ser intervenida quirurgicamente de inmediato porque posiblemente mi apéndice ya se encontraba perforado.
Entonces fui llevada a la sala de espera del quirófano y me prepararon para la operación. Pero el Anestesiólogo no estaba de acuerdo con la operación, le comentó a mi mamá que él creía que no tenia apendicitis y que era de mucho riesgo la operación por las malas condiciones en las que me encontraba.
La decisión estaba en ella, en la persona que vivió todo este camino conmigo.
Solo imagino el dolor y desesperación de mi querida madre en esos momentos.
¡Él le dijo que yo podía morir en esa operación!
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LUCHANDO CONTRA LAS TORMENTAS DEL LUPUS
SpiritualMuchas veces no pensamos en cuantas personas se encuentran en malas situaciones; sean sociales, económicas, familiares, anímicas o de salud. Y es claro que en todo momento existen estos males porque estamos viviendo en un mundo donde no existe paz n...