¡Que alegría!
Ahora si me iré directamente a casa después de salir de esta habitación.
Me encontraba muy feliz porque me sentía mucho mejor esta vez.
Mi madre siempre a mi lado también se encontraba muy feliz. Yo me seguía hinchando, pero ya caminaba con algo de dificultad, ya me sentaba y bañaba con ayuda, ya podía utilizar mi ropa y sentirme en mejor ambiente.
Que bien me siento, puedo ver televisión después de tanto tiempo.
Los médicos me daban mi tratamiento y me daban buenas noticias.
Se que te preguntarás que enfermedad tengo, pues me diagnosticaron Lupus Eritematoso Sistémico.
Es una enfermedad auto inmune donde las células se atacan entre ellas mismas y pueden ocasionar daños a cualquier órgano de nuestro cuerpo.
Por mi mente sólo pasaba que pronto podía estar en casa porque confiaba que esos tratamientos iban a funcionar. Todo estaba marchando muy bien, salía a caminar todos los días con mi madre, nos sentábamos, comía hasta reventar, veíamos TV, recibía muchísimas visitas especiales, me hablaban de Dios y me oraban.
Siempre quedaba fortalecida espiritualmente.
Así pasaban los días, me tuvieron que cambiar de habitación por motivos internos en el hospital. Pero bueno, era un cambio de habitación, después de no irme para UCI todo estaba bien.
La habitación en la que estábamos era mucho mejor que ésta, pero bienvenida sea... Ja, ja, ja.
Todos los días me tomaban el peso, me hacían muestras de orina y toma de presión arterial.
Uno de los días en nuestra nueva habitación llega la ronda médica, la doctora la cual estaba muy interesada por mi, se acerca con malas noticias.¿Ahora que ocurre?
Tengo que ser llevada a la Unidad de Cuidados Intensivos nuevamente.
Mi corazón esta vez es el culpable, se encuentra acelerado, estoy presentando arritmias cardiacas.
Me deben aplicar un medicamento que debe ser monitoreado en esa unidad.
La doctora se marcha de la habitación y las lágrimas por mi rostro empiezan a caer.
Mis padres se encontraban conmigo y empezaron a darme consejos.
Mi madre también se entristeció mucho al verme llorar, pero siempre quiso ser mas fuerte que yo para darme seguridad.
Que mal me sentía, me decía una y otra vez entristecidamente:¿Hasta cuando?
¿Porqué debe pasar esto?Pero luego empecé a calmarme y a pensar en Dios, pensar en todo lo que a hecho por mi hasta ahora.
Empecé a recuperar fuerzas y ánimos, Dios envío un siervo al poco rato con un mensaje esperanzador que me llenó completamente.
Recuerdo que me decía:
¡TEN FE!
Y con mucha fe me fui para la UCI, llegué segura y hasta relajada.
Agradezco tanto a Dios por ese mensaje que me mandó a través de uno de sus siervos.
Gracias a ello pude soportar ser llevada a UCI nuevamente.
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LUCHANDO CONTRA LAS TORMENTAS DEL LUPUS
SpiritualMuchas veces no pensamos en cuantas personas se encuentran en malas situaciones; sean sociales, económicas, familiares, anímicas o de salud. Y es claro que en todo momento existen estos males porque estamos viviendo en un mundo donde no existe paz n...