OPERACIÓN RIESGOSA

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Mi madre tomó la decisión de firmar el consentimiento y dejó mi vida en manos de Dios.
En la operación me sentí muy tranquila y en ningún momento sentí temor de partir de este mundo.
Sentía que alguien o algo me daba tranquilidad y seguridad de que todo iba a salir con mucho éxito.
Fue una nueva experiencia para mí, primera vez que iban a realizarme una operación.
Me aplicaron anestesia general, no poder moverse ni sentir tu cuerpo es bastante raro e incómodo.
Pude observar parte de la operación por medio del reflejo de una de las lámparas que se encontraban en la parte superior del quirófano.
Estaba viendo el procedimiento de la operación, pero de un momento a otro me empezaron a dar mareos y nauseas, tuve que desviar mi mirada hacia un costado y solo me bastó esperar el tiempo que fuera necesario.
La operación finalizó exitosamente, una de las enfermeras me mostró el apéndice que me habían retirado en un recipiente de vidrio y me dijo que estaba perforado, había derramado líquido infeccioso.
Resultando una peritonitis.
Me tuvieron que hacer un drenaje, que consistía en ingresar un mediano tubo por una incisión en mi abdomen para que saliera todo el liquido infeccioso debido a la peritonitis que podía afectar los demás órganos en mi cavidad abdominal.
Así salí del quirófano trasladada en una camilla y pude ver la gran sonrisa de mi madre y una de mis tías mas queridas que también me acompañaban en ésos momentos, ellas se acercaron y me acariciaron.

¡Que bueno es poder verlas! (Pensé)

Y así fui llevada a una unidad para mi recuperación de la operación.

LUCHANDO CONTRA LAS TORMENTAS DEL LUPUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora