Amanecí en un nuevo cubículo, sabía que me encontraba en otro hospital.
Aún me encontraba intubada, pero empecé a sentirme mas tranquila.
Ver a mi madre era mi mayor tranquilidad, verla sonreír y escucharla decir segura de que pronto saldremos de esta situación.
Llegó el momento en que mis pulmones empezaron a mejorarse y pude permanecer sin ventilación.
¡Por fin no tengo esos tubos!
Ahora solo estoy siendo ayudada por el oxígeno, me siento mucho mejor así.
Es una carga menos para mi.
Mi madre estallaba de felicidad cada vez que llegaba a visitarme y me encontraba sin estar intubada.
Ahora tengo la garganta enferma y muy maltratada, poco a poco empiezo a recuperar mi voz y ya recibo alimentos por la vía oral.
Ya tengo algo de apetito, el liquido que tengo en el abdomen a disminuido bastante.
Empiezo a comunicarme por medio del habla pero casi no se me escucha ni se me entiende nada.
Los médicos decidieron darme traslado a una habitación, yo me encontraba muy feliz.
Ya iba a poder estar con mi mamá y estaba esperanzada con recuperarme e irme pronto a mi casa.
Fui llevada a la habitación, mi mamá acomodó todas nuestras pertenencias y todo marchaba bien.
Recuerdo haber tomado mi celular y observado en las redes sociales tantas publicaciones con deseos de que me recuperara pronto y también tenía muchísimos mensajes.
Mi celular no dejaba de marcar notificaciones, me daba alegría y mucha nostalgia.
Pero, estas emociones se acabaron el siguiente día, recuerdo que jugaba la Selección Colombia frente a Estados Unidos.
Los médicos nos informaron que iban a trasladarme nuevamente a la Unidad de Cuidados Intensivos.¿Por qué?
¿Otra vez?
¡No!Me entristeció mucho, mi madre cambió su semblante también.
¡No puede ser!
Resulta que mi respiración no estaba normal y debía ser intubada OTRA VEZ para prevenir otro paro cardiorrespiratorio.
Y así fue, no disfruté tanto tiempo de estar al lado de mi madre en una habitación con mas tranquilidad.¿Qué ocurre?
Siento que no avanzo.
¡Mi Dios, ayúdame!
Continúa mi estancia en la UCI, en estos días me dió una trombosis venosa profunda.
Tenía el brazo derecho totalmente inflamado. Me pesaba mucho, y mi cuerpo continuaba presentando hinchazón como en el rostro, piernas y pies.
Continuaban los exámenes, análisis, estudios y seguían transcurriendo los días....
Gracias a Dios me volvieron a quitar los tubos y no fueron puestos mas.
Llegó un momento en que
empecé a deprimirme, me sentía sin ganas, sin fuerzas, sin ánimos.
Hasta una psicóloga me tuvieron que ordenar.
Mi mayor distracción eran las alabanzas que escuchaba a través de un radio que mi madre me llevaba todas las visitas.
Pude recobrar ánimos rápidamente y empecé a sentirme mucho mejor, también en mi salud se reflejaba.
Los médicos empezaron a notarlo y tomaron la decisión de trasladarme nuevamente a una habitación.
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LUCHANDO CONTRA LAS TORMENTAS DEL LUPUS
SpiritualMuchas veces no pensamos en cuantas personas se encuentran en malas situaciones; sean sociales, económicas, familiares, anímicas o de salud. Y es claro que en todo momento existen estos males porque estamos viviendo en un mundo donde no existe paz n...