Seis Horas De Marte

Capítulo 18

Lizzie:
Ema duerme abrazada a mi cintura fuertemente. Pero no logro conciliar el sueño pensando en todo aquello que sé.
Me pregunto, cómo muere alguien que lleva un gran tiempo muerto...

Llevo toda mi vida sintiendome totalmente insignificante e inútil.

Accidentalmente con mi forma patetica y torpe de ser terminé por enamorar a una de las mejores "personas" que conozco. Esto es lamentable, porque mi sola existencia es decadente, pero ella ama mi decadencia.
No logro decidir que camino debería tomar. Tal vez solo debería desaparecer del plano terrenal tanto como del cósmico.
-Te oí-dice Emy sin abrir los ojos.
-¿Cómo?-digo perdida en su adormilada voz.
-Siempre escucho lo que piensas si eres tan insistente con pensarlo.
-Entonces ¿Por qué lo oyes?
-Bebe, deja de quejarte, no puedes desaparecer de ambos planos por el solo hecho de que ya existes en uno.
-Ema, todo se siente tan vano-me detengo porque ella me quita el cabello del rostro-tan decadente.
-Para ser una bebita tan triste eres demasiado ingenua-recorre mi brazo jugando con sus dedos, como si todo mi ser fuese frágil-generalmente la gente entristece mas por ser consciente que ingenua.
-¿Me llamas ingenua?-digo curioseando en sus preciosos ojos azules iluminados por la poca luz que se entra a traves de las cortinas.
-Te llamo ingenua y triste, es paradójico, las personas suelen ser tristes al dejar todas sus esperanzas.
-Tal vez ya las deje-susurro.
-Escuche eso-sonríe tristemente.
-Pero haces mis días tan soportables Emi-sonrío jugando con sus manos.
-Pude haberlos hecho mejor-rie con un tono un tanto macabro.
-¿Qué?-digo mientras el calor sube a mi rostro.
-Aún puedo si lo deseas-recorre mi espalda con las yemas de sus dedos, jugando a dibujar garabatos imaginarios-Oh niñita, de nuevo estás tan colorada-sonríe.
-¡No te burles!-me quejo con tono aniñado porque me siento una niñita cuando trata así comigo.
-Jamás me burlaría de alguien que arde más que Río-enarca una ceja haciendo un precioso y perfecto cuadro con sus hermosos ojos azul hielo.
Siento como me sonrojo más, si es que eso es posible.
-¿Más que Río?-pregunto con curiosidad algo nerviosa.
-Más que Río, más que México, incluso mas que el Desierto del Sahara.

Ema me besa. Nadie jamás me hacía sentir tan especial. Ella es veneno, el mejor que he probado en años y jamás me cansaré de un veneno tan agradable.
Sus besos son la adicción mas grande que tengo, yo que siempre odio todo y nada vale la pena para mí, puedo asegurarlo, nadie en todo el universo besa como ella.

Ema besa mi mandíbula. Suena increible que mi ángel de la guarda parezca mi vampiro.
Sus besos hacen una ruta sobre mi cuello, me estiro hacia atrás, facilitándole la acción; puedo sentir como sonríe levemente ante mi reacción.

En la penumbra, busco como deshacerme de su camiseta. Tiro levemente rozando una de sus costillas. Ema comienza a reir como bruja maníaca.
-Ema, maldita sea-digo riendo ante su extraña actitud.
-Tengo cosquillas en las costillas Lizzie-sigue riendo como una maldita loca poseída.
-Estás demente-río con ella retomando mi acción previa a su carcajada.
-Lizzie..?
-¿Si?-digo aún intentando quitarle la maldita camiseta.
-¡Maldita sea!
-¡¿Ahora qué?!-digo sobresaltada.
-Es mi camiseta edición especial del Team Death Valley, voy a asesinarte si la rompes.
-Adivino¿Marilyn Manson?-digo tranquilizándome al saber que no era grave lo que sucedía
-Si niñita-dice quitándosela ella misma-ya está-puedo ver su sonrisa por un leve destello de luz de la calle que filtran las cortinas.
-Lizzie?
-¿Qué?-pregunto sabiendo a dónde lleva todo por su amable y cuidadoso tono de voz.
-No te sientas obligada...solo si sientes que..-dice tratando de explicarse sin espantarme.
-Ema, deseo llevar a cabo esto-digo acercándola de su gargantilla de cuero que suele usar habitualmente.
Todo sucede lentamente, agradablemente lento.
Finalmente, nuestras almas consumaron su amor fisicamente.