Capítulo 18

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Ya por fin volvíamos a casa, después de una semana en el hospital, tenía unas ganas tremendas de volver. De camino en el coche iba pensando en el cambio, en la vuelta ser como era, pensé que en caso de defensa podría serme útil ser así. También me pasó por la cabeza la idea de entrenar a Blanca para que en un futuro se pudiera defender. Jason me miraba y enseguida sabía que algo me rondaba la cabeza.

-¿En qué piensas pequeña?

-Me he dado cuenta que desde que os secuestraron he vuelto a ser como antes para así poder encontraros, que a lo mejor no es tan malo porque en caso de defensa ser así es útil y también pensé en entrenar a Blanca para que se pueda defender en un futuro.

-Amor, ¿lo has pensado bien? No quiero que Blanca acabe como tu acabaste.

-No tiene por qué ser así, su entrenamiento será distinto ya que yo la entrenaré, no tendrá nada que ver con la forma con la que me entrenaron a mí.

-Si crees que es bueno para ella y estas segura adelante tienes mi apoyo.

-Gracias mi amor. 

Sabía que a Jason no le gustaba mucho la idea de entrenar a Blanca pero yo sabía que sería bueno para ella y que no le sucedería nada malo porque yo la protegería. Habíamos salido tarde del hospital así que cuando llegamos a casa ya había anochecido. Subimos a la habitación, acosté a Blanca en su cuna y me tumbe en la cama, estaba tan cansada que me dormí enseguida. A medianoche escuché un ruido que venia del piso de abajo. Jason no estaba en la cama y me preocupé. Bajé silenciosamente las escaleras y vi a Jason dando vueltas por el comedor, tenía cara de preocupación pero no entendía porque. Entonces la escalera hizo un ruido al moverme y me vio.

-¿Qué pasa pequeña? ¿Estás bien?

-Oí un ruido y no te vi así que bajé a ver qué pasaba.

-Tranquila no pasa nada

-Amor que te pasa por que estas aquí abajo.

-Tuve un mal sueño y no quería despertarte, así que bajé para calmarme.

-¿Qué soñaste amor?

-Eran recuerdos del secuestro. Amor todo me hizo darme cuenta de que no imagino una vida sin ti, eres lo más importante de mi vida junto con nuestra preciosa hija a la que amo y a ti más que a nada en el mundo.

Entonces me eché a llorar y lo abracé con fuerza, estaba feliz, me emocionaron sus palabras, mi corazón latía fuertemente, le susurré con una voz tenue que lo amaba y lo besé dulcemente. Me flojearon las piernas entonces Jason vio que estaba cansada, me cogió en brazos y me llevó a la cama donde enseguida nos dormimos abrazaditos.

Personalidad Confusa: el regresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora