Habían pasado tres días después de que Damon besó a Lucero, tres días en los que él no apareció ni en la escuela, ni en las redes. Tres días en los que Lucero luchó con su mente para no llamarlo y preguntarle en dónde se había metido o qué había pasado con él.
La pantalla de la computadora iluminaba en los ojos de la chica que escribía rápidamente en el teclado mientras en los parlantes sonaba "The sounds of silence". Lucero había decidido reabrir su blog personal y qué mejor que escribir sobre la parálisis del sueño y lo que conllevaba vivirla casi todas las noches.
El blog había sido abierto dos años atrás, Lucero escribía allí sobre algunas cosas que pasaban en su vida y sobre algunas otras cosas que pensaba, sus filosofías de vida y sus sentimientos. Al volver a abrirlo releyó lo que había escrito y vio necesario borrar algunas cosas las cuáles la hicieron sentir idiota por haber pensado eso en aquel momento. Allí su mente comenzó a pensar sobre muchas cosas, una de ellas es que cómo en tan poco tiempo uno puede cambiar su forma de ver las cosas, de pensar y de actuar, probablemente Lucero de ahora no piensa igual que la chica de dos años atrás.
El timbre sonó sacando a Lucero de sus pensamientos, guardó el archivo en el cuál estaba escribiendo y se encaminó hacia la puerta de entrada para recibir a Alex.
─ Ya era hora de que aparezcas, enamorado.
─ ¡No estoy enamorado!
Lucero caminó detrás de él haciéndole burlas hasta llegar a la habitación. Alexander tiró su mochila sobre el escritorio haciendo que casi todo lo que esté arriba caiga al suelo.
─ Ahora lo levantas. ─ Se quejó ella. ─ Voy a buscar algo de comer.
La chica se adentró en la cocina para buscar algunas galletitas y la Coca Cola. Cuando volvió a su habitación Alex se encontraba leyendo el blog.
─ ¿Tú escribiste esto?
Lucero asintió avergonzada.
─ ¿Por qué te avergüenzas de algo tan bueno como esto?
─ No sé Alex, no quería que nadie conocido lo lea.
─ ¿No confías en mí?
─ No es que no confío, idiota. Me da vergüenza que alguien más lo lea.
─ Están leyéndolo miles de personas desconocidas al rededor el universo y lo único que me dices es "me da vergüenza que alguien más lo lea".
Lucero rió y dejó las galletitas en la mesa.
─ Calla y no le digas a nadie porque cuando estés durmiendo voy a raparte la cabeza.
─ Deja a mi cabello en paz y dime cuándo vas a volver a escribir.
─ No lo sé, Alex. Tengo algunas cosas y tal vez las suba dentro de poco tiempo o tal vez ni las suba.
─ Si no actualizas esto voy a ser yo el que te rape la cabeza mientras duermes. ¿Entendido?
─ Entendido.
─ Ahora cuéntame todo lo que pasó en estos días.
Y le conté, le conté desde la parálisis del sueño hasta el divorcio de mis padres.
─ Mierda. ¿Todo eso en estos días?
─ Sí, y Damon me besó.
─ ¿Qué?
─ Me besó.
─ Ya entendí eso, pero ustedes ¿se gustan? o ¿te gusta? o ¿le gustas?
─ No sé si le gusto y no sé si me gusta, Alex.
─ ¿Entonces?
─ Entonces no lo sé, no vi a Damon después de ese día.
─ Ese chico es raro, aparece y desaparece así como de la nada. No sé, no me da buena espina.
─ A ti nadie te da buena espina si no es una chica.
─ Tal vez, pero admite que Damon es raro.
─ No sé si es raro, pero hay cosas que no terminan de cerrarme en él. ─ Admití. ─ De todas formas.
─ Dejemos de hablar de Damon y busca los horarios del cine porque nos vamos a ver una peli.
─ No dije que quiero ir al cine.
─ Y yo tampoco te pregunté si querías. Así que nos vamos.
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Mientras tanto Damon se encontraba en el Olimpo, personificado en su cuerpo de Morfeo, con sus alas caídas y su cuerpo más pálido de lo normal, las heridas en su espalda aún dolían y los moretones en el resto de su cuerpo se sentían con cada movimiento que hacía.
─ Morfeo, te dije que la misión era más difícil de lo que creías.
─ Que sea difícil no significa que no pueda hacerlo.
─ ¡Volviste herido de la Tierra! ¡Sabes qué es lo que pasa cuando un dios es lastimado en la Tierra!
─ ¡Lo sé bien! No voy a dejar a Lucero sola por nada del mundo. Estos cinco días fueron una eternidad, pero es hora de volver.
─ Morfeo, es peligroso que vuelvas.
─ Es más peligroso dejar la misión a la mitad y no poder salvarla.
─ Hijo, entiende que no puedes sólo.
─ ¿Y quién vendrá conmigo? ¿Tú?
─ Tal vez.
─ Me preparé toda mi vida para esto y no voy a dejarlo ahora. No volver a la Tierra sería de cobarde y el dios Morfeo jamás será cobarde.
Soy el peor ser humano, lo sé, perdón. Tenía bloqueo de escritor y no quería subir cualquier cosa.
Si les gusta por favor compartan entre sus amigos, me ayudaría muchísimo.
¡Gracias!
En multimedia "The sound of silence".
China. X
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La última batalla de Morfeo. |EN PAUSA HASTA MARZO|
أدب المراهقينMorfeo, también conocido como el dios de los sueños, tiene que enfrentarse a una de las misiones más difíciles, una misión para la cuál viene preparándose hace años: enfrentarse a su hermano. Su padre viene preparándolo hace años, su madre teme por...