No podía creer lo que había oído. Aria, mi hermana, viva y conmigo, pero, ¿podía estar seguro de ello?
-Entonces.. ¿Tú enterraste a papá y a mamá?
-¿Papá y mamá? Me abandonaron cuando era niña, y, ¿por qué hablas de ellos como si fuesen también tus padres?
-Su-supuestamente somos hermanos... ¿No me recuerdas?
-Yo sólo tuve un hermano adoptivo llamado Fervosio que murió en un atraco.
-Ah, entonces creo que me he equivocado de persona... Gracias por tu tiempo. Vámonos, Ed..
Estaba destrozado. Mi único objetivo era encontrar a mi hermana, después de esto no quise seguir buscándola, y obviamente Édgar se fue hacia ella por culpa del olor del incienso.
Al día siguiente, la mañana amaneció con un día muy oscuro por culpa de las gruesas nubes que cubrían el cielo bajo el que navegábamos. El mar estaba muy inquieto y no sabía cómo íbamos a acabar después del día, pero por ahora estaba bien.
Fui a comer con el resto de gente junto a Ed, que estaba hambriento. La comida no era de lo mejor que había comido, pero después de varios días de escasa comida, ese caldo de venado con trozos de carne me sentó muy bien. Los cocineros se olvidaron de Ed, pero le dimos la mayoría de trozos de carne que sobramos, y él se conformó con ello.
Eturión se acercó a mí, muy serio, parecía enfadado, o triste, era difícil saberlo debido a su arrugado rostro.
-Oye, Seb, ¿qué tal la estancia? ¿Estás cómodo?
-La verdad es que sí, todos aquí me habéis tratado bien hasta ahora, no me puedo quejar.
-Bien, es que quería pedirte una cosa.
-Claro, ¿qué menos por un viaje gratis?
-Tienes razón. Dentro de poco llegaremos a una costa, para cazar y eso. He hablado con el armero que viaja con nosotros y ha accedido a arreglarte la ballesta, si accedes a cazar con nosotros. ¿Qué te parece?
-Claro que acepto. Más o menos, ¿cuándo llegaremos?
-Principios de la semana que viene, me parece. Al armero lo puedes encontrar en la pequeña estructura de la cubierta de popa. Le dejamos estar con nosotros gratis a cambio de arreglar las armas también gratis.
-¿Y se las arregla gratis a todos?
-No, a todos no. Sólo a cazadores y defensores del barco. Luego te cobra dependiendo del arma.
-Vale, gracias por la información.
-De nada, Seb.
Los siguientes días que pasé a bordo no fueron muy interesantes, alguna que otra broma, algunas ratas cazadas por Édgar, y tristes historias de los integrantes del barco a la hora de la cena. "Me desterraron a mí y a mi familia por un crimen que no cometimos. Tuve que ver como murieron todos de hambre, hasta que me encontraron a mí.", recordaba un marinero con muchas cicatrices y con un ojo de cristal.
Una noche, después de la cena, me dirigía a mi habitación, escuché el sonido del cuerno del vigilante nocturno seguido del grito de: ¡COJAN SUS BALLESTAS Y ESTÉN PREPARADOS, SE ACERCA UNA NAVE". De repente, se veía gente subiendo y bajando escaleras a toda prisa, algunos con armas en la mano, otros que supuse que estarían yendo a los cañones. Vi que Eturión se dirigía corriendo hacia mí, y me dijo:
-Seb, necesitamos tu ayuda. Ve a la armería y pide una ballesta y un carcaj con flechas, es posible que las necesitemos.
Yo estaba desconcertado. ¿Tan poca confianza habían llegado a tener de la gente?
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Memorias de un viaje inesperado
FantasíaSebastián es un chico que vive en una pequeña casa cerca de un lago, junto a su familia. Un día despierta con la casa destrozada y sus familiares desaparecidos, y es cuando decide que es oportuno embarcarse en una aventura con su único compañero, Éd...