Capítulo 27.

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-Este lugar da mucho miedo, Matt.

-¿De verdad tienes miedo? ¿Nunca has estado en un lugar así? -sonrió él. A Matthew le hacía mucha gracia cómo aquella chica podía pasar de ser tan lanzada a estar muerta de miedo en un segundo. Y aún así, le gustaba mucho.

Ella negó.

-En mi ciudad no hay bosques así...

-Entonces me siento feliz de poder decir que estuve contigo en tu primera excursión al bosque salvaje y con los animales salvajes devorahombres...

-Matthew.

-Vale, era broma. Si quieres cogerme la mano para sentirte más segura...

Amie no dudó; le cogió de la mano enseguida, cosa que pilló a Matt por sorpresa y que hizo que su sonrisa aumentara.

-¿Cómo se supone que nos van a encontrar estando aquí en medio de la nada?

-Pues ni idea, la verdad. Pero después de tanto tiempo estando con Carter sé que esos pequeños detalles no se le ocurren en sus grandes ideas.

-Qué guay.

En ese momento, los arbustos más cercanos a ellos se movieron y Amaya chilló entre dientes. Matt se giró, alarmado.

-¿Qué pasa, bae?

Al oír la última palabra, el corazón de Amaya comenzó a latir más rápido de lo que nunca había latido. Sintió un mariposeo por el estómago.

-Se ha movido.

-Amaya, esto está lleno de animales. Relájate, ¿vale? Estoy contigo, lo voy a estar hasta que el estúpido jueguecito del chino acabe, no te preocupes, y no tengas miedo.

-Estoy acojonada, no te voy a mentir, pero haré como si no -dijo la chica, y rió.

Le apretó la mano y Matt sonrió.



-Bandanas y Jackie-Chan llamando a Orejas y Pelucarpenter.

-Te he visto original con los nombres, Bandanas -protestó Aaron-. ¿Qué nombre es Pelucarpenter?

-Me he acordado de la época que tenías un pelo que parecía una peluca/casco.

-¿Y por qué yo soy Jackie-Chan? -protestó también Carter.

-No quieres que te llamemos El chino, pues te quedas con Jackie-Chan. Tú lo has querido.

-Y no hablemos de Orejas. Ahí se ha lucido, pobre LOX -dijo Shawn.

-Cállate, Shawnson.

-También te luciste con ese.

-¿Podéis callaros de una vez y seguir con el plan? -protestó Cam a través del móvil, que usaban como walkie-talkie.

-Hagamos caso a Gamba y empecemos.

-¿Gamba?

-Amaya me ha dicho que el nombre de Cameron era Camarón en español y que es una gamba. Me venía de perlas.

-Rubio, Moreno, entráis en acción cuando yo os diga -interrumpió Carter. Los Jacks se dieron por aludidos. Carter les dio la señal y tras chocar los puños, los dos salieron corriendo con el flamenco y con uno de los cocodrilos hinchables. Hicieron ruido moviendo arbustos, pisando ramas, aplastando hojas...

Cuando oyeron que Amaya ahogaba un grito, se acercaron más a ellos con sus amigos hinchables y los pusieron a la vista.

-¿Matt? Creo que estoy flipando, pero juraría que el flamenco de Gilinsky está ahí.

-¿Qué dic...? OH DIOS, QUE ADEMÁS ESTÁ FLOTANDO. El chico chilló, apretó la mano de Amaya y comenzó a correr con ella detrás.

-No me lo puedo creer -murmuró Johnson, intentando aguantarse la risa. Fue ver a su mejor amigo riendo a carcajadas y explotó.



-Hay un cartel en el suelo.

-¿Qué dice?

-Id hacia la cabaña; o está noche alguno morirá.

Matt reconoció la letra de Jacob, pero no lo dijo, porque sentía que protegía a Amaya y eso le encantaba.

-¿Hay una cabaña?

-Está muy cerca. Siempre me escondo ahí cuando no quiero ser víctima de las bromas de los chicos -confesó Espinosa, ruborizado-. Vamos allí. Saben de ese sitio, nos encontrarán.



-Ladosblancos y Youngbloodgurl a Bandanas y Jackie-Chan. Van hacia allí.

-Recibido.

-Youngbloodgurl, claro que sí -se mofó Bea.

-Te iba a llamar Exrubia, no te quejes -sonrió Jacob.

-Dios, te odio -dijo Bea poniendo los ojos en blanco, sonrió, y le besó.



-Shawnson, Orejas y Pelucarpenter llamando a Hass y Nashty. Prepararos, que ya están prácticamente en la puerta. Els, Gamba, igual.



-No es muy bonita y está vieja pero...

-No, si es genial. Creepy, sacada de una película de misterio y asesinatos. Lo único malo son las telarañ...

En aquel momento, la luz de la bombilla que colgaba en el techo comenzó a parpadear. Al mismo tiempo que Nash juguetaba con ella, Hayes hacía como que estaba subiendo y bajando los escalones de la cabaña.

-JODER, ¿Y AHORA QUÉ PASA? -preguntó Amaya en un ataque de nervios. Abrazó a Matt muy fuerte, que se quedó sorprendido por su reacción.

-Sshh, tranquila. Todo va a salir bien. Arriba hay un farolillo. Lo entenderemos y nos quedaremos allí. ¿Vale?

La chica asintió, y aunque intentó esconderlo, Matthew vio que intentaba esconder un par de lágrimas.

-¿Vendrán?

-Sí, seguro.

Se oyeron murmullos.

La puerta se abrió, y Matt entró sujetando la mano de una temblorosa Amaya. Esta estaba llorando en silencio, pero Matthew se dio cuenta y se giró hacia ella alarmado.

-No, Amaya, no llores, ¿vale? Todo va a salir bien. No hay por qué llorar.

-Tengo muchísimo miedo, Matt. Todo esto me ha recordado a... una cosa que me pasó, que nadie sabe, y que quiero olvidar con todas mis fuerzas...

-No te voy a obligar a que me lo cuentes si no quieres, Amie. Pero... ¿y si hago algo para distraerte?

-¿Algo cómo qué?

-Esto.

Matthew se acercó a ella, lentamente. Amaya vio sus intenciones y cuando faltaban milímetros para que sus labios estuvieran juntos, se lanzó y acabó con la distancia que los separaba. Sentía mariposas en el estómago, de nervios y también de felicidad. Matt también. Por fin estaba besando a aquella chica tan especial para él. La chica que le hacía feliz sin ninguna duda.

Los dos sonrieron en medio del beso.

-¿Ha funcionado?

-¿Te sirve esto como respuesta?

Y se volvieron a besar, esta vez con más seguridad y menos torpeza.

Cameron, escondido en aquella sala sonreía. Elsa no. Elsa sólo pensaba en qué le había pasado a su hermana hacía tiempo, que nadie sabía.


Sunshine. | Cameron Dallas, Matthew Espinosa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora