Capítulo 18.

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A Els le temblaba muchísimo la mano.

Tanto, que acabó pintándose la cara con la máscara.

-Mierda.

-Tranquila, Els. Sé que estás nerviosa, pero tampoco es para decir malas palabras -se mofó Amie, mirando a su hermana desde la puerta.

-Cállate y ayúdame.

Amaya sonrió y ayudó a su hermana a maquillarse, para después hacerlo ella. Se prepararon. Una nerviosa por Cam, la otra emocionada por la americanada que iban a vivir y por estar con los chicos... Y por ver a Matt otra vez.

Salieron de la casa, allí ya estaban los Jacks esperándolas con trajes de noche.

-¿Taxi a su servicio? -preguntó Johnson, haciendo una reverencia y sacándoles una sonrisa a las chicas.

-Muchísimas gracias, señorito -sonrió Amaya, dirigiéndose a Gilinsky, que le había abierto la puerta del coche.

-Muchísimas de nada, Amie.

El trayecto en el coche fue divertido, los Jacks sacaron muchas carcajadas a las chicas, haciéndolas olvidarse de sus nervios. Cantaron a grito pelado por las calles de Los Ángeles y comenzaron a circular por callejones a toda velocidad.

-Gilinsky, ¡que nos matas! -comenzó a chillar Els.

-Tranquila, si ya llegamos -sonrió él, y pisó el acelerador hasta que llegaron al instituto, todos riendo, pero Amaya y Elsa muriendo de miedo.

-Hola...

Cameron y Aaron se giraron al oír aquellas dos voces saludandolos, y a Cam se le iluminaron los ojos al ver a Elsa.

-Hey... -murmuró, repasándole con la mirada.

Llevaba un crop top gris ajustado, unos vaqueros de tiro alto negros y chaqueta blanca, una leve capa de maquillaje y el pelo castaño le caía por los hombros. Al final no habían ido a animar al partido.

-Bueeeno, Amaya, los Jacks, y yo nos vamos a dar una vuelta por aquí. ¡Bye!

Aaron empujó a sus amigos hasta quedar fuera de la vista de Cam y Els.

-¡Esperad hijos de...! -comenzó a decir Elsa.

-Bueno, pues parece que nos quedamos solos -le respondió Cam, sonriendo.

Elsa bufó.

-Y ahora, querida Amie, te vamos a enseñar todo esto. Es tu primera feria y vamos a hacer que sea inolvidable -dijo Aaron.

-Chicos, yo he quedado con Mads, estará por aquí. Voy a buscarla. Pasadlo bien -guiñó el ojo y se fue.

Los tres chicos comenzaron a andar por la feria. Estaban los típicos juegos de tirar botellas, latas, explotar globos...

-¿Te apetece jugar a algo? -sonrió Johnson-. Y hacemos tiempo hasta que lleguen los demás.

Amaya sonrió y dirigió la mirada hacia un puesto de pistolas de agua. Cogió a Aaron y Jack de la muñeca y los arrastró allí.

-¡Llegó la hora de mojarse, chicos!

-Dios mío, está delicioso -murmuró Els, mientras intentaba llenarse la boca de algodón de azúcar.

Cam sonrió mientras la miraba.

-¿Quieres jugar a algún juego? ¿O comiendo ya eres feliz?

Me faltas tú para ser feliz, pensó Elsa.

-Juguemos a algo -sugirió esta.

-Antes acabemos el algodón de azúcar.
¿Me das?

-Lo puedes coger tú, Cam.

-Es que me da pereza -sonrió él. Elsa sonrió, cogió un trozo de algodón y se lo metió en la boca. Comenzó a reírse.

Se acabaron el algodón y fueron hacia uno de los puestos tras dar una vuelta. El juego consistía en coger una pequeña manguera e intentar llenar la boca de un payaso de agua.

-¿Y quién lleva esto? -preguntó Els buscando al encargado.

-Bueeeno... -Cameron saltó hacia dentro del puesto y sonrió mientras ajustaba una manguera.

-No creo.

-No lo hice voluntariamente, si te sirve de algo -sonrió. La manguera comenzó a funcionar y Cameron animó a Elsa a empezar a jugar.

Ella cogió la manguera, pero tras un rato, al ver que no acertaba con ningún payaso, dirigió la manguera hacia Cam, que no lo vio venir.

-¡Elsa! ¡Malvada, esto ha sido a traición! ¡Está helada, para, por favor! -dijo entre carcajadas.

-¿Qué pasa, el juego no iba de darle a payasos? -se mofó Elsa, riéndose también.

-Eso me ha ofendido, Gómez. Te enterarás.

Cameron ajustó otra manguera y el agua comenzó a salir por esa también, la dirigió hacia Elsa y comenzó a mojarla.

-¡CAMERON! ¡DIOS MÍO QUE ME CONGELO! -chilló Elsa, entre carcajadas.

-¡Para la manguera, sé buena y parare!

-¡Vale, vale, me rindo!

Elsa apagó la manguera, Cam sonrió y la apagó también. Soltó una carcajada cuando vio a Els con la ropa y el pelo pegado al cuerpo y con el maquillaje corrido por la cara.

-Como te sigas riendo la vuelvo a encender -amenazó sonriendo la chica.

-Quieta, princesa. En lugar de eso vamos a un sitio donde nadie nos vea, que no creo que quieras que la gente se te quede mirando el sujetador -dijo Cam saltando fuera de la caseta.

-¿QUÉ? DIOS MÍO DALLAS, ¿DÓNDE MIRAS? -chilló Elsa avergonzada y cubriéndose.

-Así lo empeoras, pero vayamos detrás de las casetas, así nadie nos verá.

Cameron cogió la mano de Elsa y fueron detrás de la caseta que el chico había organizado. Elsa sentía mariposas por el estómago.

Se sentaron en un banco que había, sin soltarse las manos.

-Sé que no hemos hecho mucho, pero ¿te has divertido?

-El agua ha sido lo mejor -sonrió la chica.

-Llevo el suficiente tiempo contigo para saber que eso significa que sí -sonrió Cam.

Callaron. Y entonces, sin que ninguno lo viera venir, comenzaron a acercarse, lentamente, cada vez faltaba menos para que sus labios se tocaran...

Entonces, la caseta de Cam se iluminó y los dos se giraron a la vez, sin dejar de abrazarse.

-Por los pelos -susurró Els, mirando a su hermana, a Aaron y a Jack.

-¡Os hemos buscado por todas partes! Los chicos ya han llegado, vamos a reunir al squad -dijo Aaron. Ni siquiera esperaron a la pareja, que se miraron.

-A la próxima, Els.

Y tres decir esto, siguieron a sus amigos, ruborizados.

Sunshine. | Cameron Dallas, Matthew Espinosa |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora