Invencible

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La joven muchacha se encontraba caminando por las oscuras calles con un paso confiado y elegante.

Su silueta era re marcada por la luz a su espalda proveniente de las luces que iba dejando atrás.

Tenía en cuerpo para morirse, del cual tantos deseaban y otros envidiaban. Curvas modeladas, estatura ideal, cabello oscuro al igual que sus ojos, solo que estos tenían cierto brillo seductor a la hora de hablar. Su voz era pausada y tranquila, dándote ganas de dormir escuchándola mientras cuenta una anécdota.

Los tacos de sus botas altas resonaban por el lugar dando noticia de su presencia. La remera larga cubría hasta la mitad de sus muslos, impidiendo que se lograra apreciar mucho sus piernas, y era sujeta a su cintura gracias a un cinturón negro. 
Una correa negra atravesaba su pecho, dejando colgando lo que seria una funda larga, como para guardar un palo o algo así.

Las calles se encontraban temerosamente vacías. Las personas podían esconderse fácilmente en la oscuridad y ni ser notadas, como los tres hombres que se cruzaron en ese momento en su camino.

- ¿Pero qué tenemos aquí? - Mencionó uno de ellos.

La muchacha se había quedado parada en medio de la calle, con la cabeza baja, sin dejar ver su rostro.

- ¿Que hace una niña tan linda como tu aquí a estas horas? - Preguntó otro de los tres.

Una pequeña pero invisible sonrisa apareció por la cara de la morocha.

- ¿Ni quieres que te ayudemos en algo linda? - Hablo por primera vez el tercero de los hombres con un tono burlón.

- Vamos, no seas tímida, ¿te comieron la lengua los ratones? -

Los tres comenzaron a acercarse a ella, pero la muchacha no movía un músculo, sólo se dedicaba a agrandar cada vez un poco más su sonrisa.

El trió estaba cada vez mas cerca, y cuando uno de ellos estuvo a solo unos centímetros de ella, volvieron a hablar.

- Permitenos ayudarte - Ofreció el mas cercano alzando una mano para tocar el cabello de la morocha.

Cuando la mano del extraño estuvo a solo unos milímetros de ella, en un movimiento increíblemente rápido y preciso que parecía practicado, abrió el cierre de la funda y saco lo que serian dos espadas idénticas y corto la mano del hombre con ambas.
Los tres se quedaron en shock ante la acción de la chica, pero ninguno se movió, provocando que una enorme sonrisa se presentara en el rostro de ella.

Con movimientos precisos y correctos corto al primero de los tres matándolo.

Los otros dos, ante la escena  salieron corriendo, pero eso solo genero una risa por parte de la pequeña asesina.
Salió corriendo y fácilmente alcanzó a uno de ellos y lo rebano en pedazos, al igual que al ultimo.

Una vez terminada su tarea, saco algo de sangre de sus espadas y las volvió a meter en la funda, caminando nuevamente con esa elegancia del principio, la cabeza en alto y una enorme sonrisa adornando su rostro.

- Idiotas - Fue lo único que dijo antes de desaparecer y ser tragada por la oscuridad de la noche.

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