Capítulo 1

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Día uno. Que empiece el show.

Me había saltado la ceremonia de inauguración del curso —como todos los años, ya era casi una tradición para mí— y me dirigí directamente al patio delantero para saber cual sería mi clase. Ahí estaban los tablones con las listas de nombres y....oh.

—¡Oe, Byottaro!—lo saludé con un gruñido, y me acerqué hasta donde estaba—¿En qué clase estás?—le pregunté.

Byou y yo nos conocemos desde el jardín de infancia, y es mi mejor amigo así que definitivamente quería estar en la misma clase que él para no aburrirme.

—En la 1-A.—

Busqué rápidamente mi nombre en aquella lista, poniéndome de puntillas para ver bien los nombres que estaban más arriba "por favor, que esté en esa, por favor, por favor".

—¡Sí!—fui a chocarle la mano y me quedé con ella en el aire—... ¡Byou!—se empezó a reír de mí—¡No te rías, imbécil!—le grité, aunque no estaba realmente enfadado.

—Tan pequeño y tan rebelde.—me despeinó con la mano, como un hermano mayor.

—Ya veremos si dices lo mismo cuando entre en los Zan.—volví a arreglarme el pelo.

—¿Tú, un Zan?—sacó un cigarrillo del paquete que guardaba en su pantalón—No me hagas reír.—

—Ya sabes que Kyo siempre busca nuevos miembros entre los alumnos de preparatoria. Y este año pienso ser yo uno de ellos.—hablé convencido.

Realmente deseaba entrar ahí, ser uno más, desde la primera vez que los vi cruzar por delante de mí, con ese aura tan genial que desprendían...de seguridad...de poder... parecía que podían conquistarlo todo, quería convertirme en alguien así, en alguien que fuera capaz de llevar a cabo todo lo que se propusiera. Quería tener el mundo en mis manos; como todo adolescente, supongo.

—Pero por qué tantas ganas de pelearte, si siempre acabas lleno de moratones y te tengo que curar yo.—suspiró, a Byou nunca le han interesado estas cosas, no me comprende.

—¡Porque es genial! Es el espíritu de las pandillas...la camaradería...el poder...—

—Las chicas...—

Se me olvidaba, Byottaro es bastante más popular que yo en ese aspecto, es ese tipo de chico que va a la moda con el pelo medio recogido y que los fines de semana se arregla mucho.

—¿Ya estás con una nueva?—

—Algo así.—

—No te preocupes que cuando sea la mano derecha de Kyo tendré a todas las chicas que quiera.—aunque ese aspecto no me interesaba mucho en realidad, yo solo quería pelearme y sentirme vivo, ya sabéis, toda esa adrenalina.

—Claro, sus putas, que te las pasará de segunda mano, como los porros.—

—Y te dejaré unirte.—

—No gracias.—apagó lo que le quedaba de la colilla en el suelo—Vamos a clase.—

Abrimos la puerta entre bromas y voces altas, que contrastaban con el silencio que había dentro, al parecer éramos los últimos en llegar y todos estaban ya sentados esperando al profesor.

—Pero si es Mao-enanii—bueno, quizá fuéramos los penúltimos—¿Estamos en la misma claseeee?—me vi aprisionado por el cuello de repente, "de forma cariñosa".

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