Capítulo 21: Pulsaciones

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27 Mayo 

Querido Diario, ¿alguna vez te he dicho que somos esclavos de nuestra mente? Ella tiene el dominio de todo, de nosotros. Es por eso que debemos ser conscientes del poder que ejerce sobre nuestra persona para poder controlarla y tomar las riendas de nuestra cordura. Somos fácilmente manipulados por unos pocos que sí tienen una conciencia activa, y que acaban por todos los medios con los que también la adquieren porque, para mantener su reinado de avaricia, necesitan que la sociedad se mantenga analfabeta, apartada de la realidad. Se deshacen de las mentes rivales para que no puedan despertar a las que están dormidas. 

Pero ¿cómo sabemos si estamos despiertos? ¿Qué importa el mañana? ¿Alguna vez te has preguntado lo que sucedería si no volvieses a despertar? Cuantiosas horas han sido pasadas buscando el sentido de la vida, aunque tal vez siempre hayamos estado viéndolo desde otra perspectiva y para encontrar la solución debamos buscar el sentido de la muerte. ¿Qué es la muerte? No sabemos qué habrá luego, pero nos resulta aterradora, tememos a lo desconocido. Vivimos en el miedo, hemos sido educados en un sistema de creencias cimentado en el miedo a lo desconocido, a lo diferente, y ese es el mayor lastre que estamos arrastrando y que nos impide evolucionar. ¿Y si nada realmente importa? Tenemos tanto miedo que nos machacamos con llegar a ser algo que recordar, queremos dejar un legado que nos impida desaparecer por completo. ¿Y si lo que nos depara después de la vida es algo grandioso? 

Llamamos cobardes a los que deciden acabar con su vida antes que hacer frente a sus problemas, pero hay momentos en los que no solo basta con ahogar tu existencia en lágrimas, la vida no es juego, por tanto nadie se rinde, solo prefieren un mundo que creen indoloro y donde encontrarán la paz que no encontraron en este. 

Todos llevamos nuestro propio compás, cada uno sonamos en una escala distinta -Jaqueline toda sola era una sinfonía completa armoniosa y perfecta, solo con escuchar el latido de su corazón, sentir sus pulsaciones mientras dormía entre mis brazos...- solo hay que pararse en silencio a escuchar el metrónomo que bombea nuestro ritmo. Y hay veces que cambiamos nuestra canción, en esta ruleta rusas de emociones nunca sabes lo que saldrá, porque también necesitamos de vez en cuando parar la música, y la única manera es callarla con nuestros llantos. Necesitamos sentir el dolor para saber que seguimos vivos, romper a llorar para borrar eso que nos atormenta. Si nacemos llorando, ¿por qué nos empeñamos en encerrar nuestras emociones bajo tierra? Mostrar cómo somos no nos hace débiles, deberíamos dejar de fingir y de mentirnos a nosotros mismos autoconvenciéndonos de que estamos bien, porque a veces necesitamos una pausa, que todo se detenga, gritar a los cuatro vientos, volvernos locos.... Para poder seguir cuerdos. Aunque en este mundo irracional, la locura es la mejor vía de escape. 

Nos duele tanto la pérdida de alguien cercano porque sentimos impotencia de no poder controlar la situación, nos sentimos indefensos, inútiles y nos inunda una profunda tristeza que te rompe a pedazos por dentro, es como si algo e tu interior se hubiese rasgado, y al instante estás demasiado en shock para darte cuenta de que ya está, te has derrumbado, y entonces las lágrimas brotan y brotan si cesar, emanantes de sentimientos y frustraciones, nos gustaría poder ser de verdad los dueños de nuestro destino, pero también dueños de lo que nos rodea. Este sentimiento tan egoísta viene de que nos aferramos a estímulos externos para lograr un concepto de felicidad, creemos que si todo sigue igual, al menos no va a ir a peor, y aunque sí hay veces que ese cambio, aunque al principio doloroso, va a hacer que tu situación florezca, porque todas las heridas acaban sanando, aunque para que eso ocurra tengas que alcanzar el más absoluto descanso. Todo ser que se topa en nuestras vidas sin avisar, es un maestro oculto que viene a aportarnos un poco de su sabiduría sobre nosotros mismos, cada uno a su modo, todos se van, los momentos se desvanecen, el tiempo pasa, el mundo se transforma, nosotros nos transformamos... Una pérdida en mayor o menor medida es dolorosa, porque estamos demasiado arraigados a este mundo como para darnos cuenta de que todos estamos juntos, no existe la distancia, formamos parte de una única existencia, y eso ya nos une a cada ser vivo que hay. 

Querido Diario, algo malo presiento que se avecina, pero no hay nada a lo que podamos aferrarnos, nuestra presencia está basada en mentiras, y la vida se nos escapa tan rápido de las manos... Los recuerdos morirán en nuestra memoria, y lo material son simples ilusiones que hemos establecido acorde a nuestro cubículo viviente para poder sentirnos vivos, sentir que algo de todo esto es real. No te voy a mentir, Diario, estoy asustado, me asusta vivir, me asusta tener que enfrentarme a lo que pueda venir ahora, me asusta no poder tener el control, no saber qué va a pasar... Estaré bien... Tal vez no ahora, ni cuando eso pase, pero estaré bien. 


Diario de un suicida, cartas a JaquelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora