Capítulo 14: Demonios

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18 de Abril

Que se abran los cielos, se oscurezca el cielo, y la tierra se cubra con fuego pero que todo aquel que alguna vez me deseó el mal reciba lo que se merece: pudrirse en el infierno. Los demonios de mi pasado me persiguen. 

La primera vez que intenté fugarme, diario, no fui castigado seguramente por un "desinteresado donativo" por parte de aquellos de los que me avergüenza considerar familia, pero si he acabado en esta celda con la seguridad doblada es porque ni siquiera se han molestado en seguir pagando para tapar mis acciones. Que retorcido era su entramado, pero supieron cómo ponerle fin a la oveja descarriada que amenazaba con desbaratar su plan con su ansia de viajar, de descubrir mundo... Encontraron la forma de librarse de mí. Un plan perfecto. Yo no heredaría si me casaba con Jaqueline al no provenir de una familia adinerada, por tanto mis tierras, propiedades, la fábrica.. Todo desaparecería, pertenecería al Estado al no cumplirse las condiciones del testamento. Claro, si yo no heredaba, ellos se quedarían sin poder hurtar de mi fortuna y vivir en mis propiedades. Aunque si yo desaparecía de cara a la sociedad de forma trágica.... El siguiente heredero tan solo es un crío, un chiquillo al que malcriarán con todos sus deseos manteniéndolo inocente y ajeno a todo. La cuestión era cómo deshacerse de mí, jamás se dignarían a mancharse las manos de sangre, y los más débiles no "podrían soportarlo en su conciencia". Así pues se les ocurrió deshacerse del problema. Jaqueline no había aparecido en público en actos sociales conmigo, o sea que de cara a la sociedad no existía, ellos solo tenían que hacerme creer a mí, o mejor dicho al centro médico que no existía e internarme como si estuviese loco. 

Lo "mejor" de todo es que ni siquiera se dignaron a internarme allí en el Reino Unido, alrededores o en Europa, no, me trasladaron al otro lado del Atlántico, así tampoco tendrían que ir a visitarme. 

Por lo que parece, ya han quedado con la conciencia limpia y no van a sobornar más al centro, o sea que a partir de ahora, si quiero volver a mi antigua celda y recuperar los privilegios que nunca usé al estar en el nivel de pacientes "medio normales" como salir al luctuoso patio de hormigón o participar en la terapia grupal, ya que yo tenía otros, subvencionados por mi "queridísima" familia, y se me permitía quedarme en mi habitación, comer allí, no ir a terapia o ducharme solo. En resumidas cuentas, se me permitía ser antisocial y centrarme en mi desgraciada vida condenada al deseo de morir. Pero ahora estoy solo, solo de verdad, y si quiero completar mi misión voy a necesitar aliados. A parte, quiero volver a mi antigua habitación, tengo allí escondidos bajo el colchón algunos de los retratos de Jacs. 

Para empezar este plan, estoy siendo de lo más sereno, y he pedido a uno de los enfermeros que me ha traído el desayuno, he avanzado y no se lo he tirado a la cara como he hecho alguna que otra vez, una cita con el psicólogo que me visitó a mi llegada. Estoy seguro de que si accedo a que él me trate verá que no soy peligroso y volveré a donde estaba antes. 

No tengo demasiadas esperanzas en que acceda a verme, pero por intentar no perdía nada, y hablo enserio, sólo me queda por perder la vida, y dado que ese es mi único deseo acabaría por beneficiarme. 

En principio va a venir a verme esta tarde, antes del anochecer, cuando el cielo se tiña de rojo sangre. Charlotte me ha dicho que sí que vendrá. Es agradable ver el batir de sus diminutas y coloridas alas, o sentir sus patitas cuando me susurra al oído. Es el único ápice de felicidad que tengo aquí dentro. 

Me siento culpable, Jaqueline no domina mis pensamientos, ya no es tanta la congoja que siento actualmente. Todas mis energías se dividen a partes casi iguales en odiar a mi familia, encontrar la manera de que me trasladen a mi antiguo zulo y encontrar amigos para conseguir así la muerte. 

Pero, ¿acaso no pretendo alcanzar la muerte para poder estar así con ella? La amo con cada fibra de mi ser, ¡¿no es suficiente?! Mi vida no es ya bastante desgraciada que ahora lo único que me quedaba para seguir luchando era ella, sus recuerdos, nuestros apasionados encuentros.... Pero si ahora se ha ido todo, si ya no vuelve a visitarme en mis sueños.... ¡NO! No podría soportar renunciar a sus caricias, a sus besos, a su cuerpo... A toda ella entera, no tenía defectos, era perfecta en sí misma con sus imperfecciones. Me es difícil recordar los tiempos cuando no formaba parte de mi vida, cuando no sabía lo que era el amor... 

Que todo esto acabe, que mi vida vaya a acabar con apenas 27 años... Todos los sitios que nunca visitaré, todos los idiomas que no hablaré... Tanta educación he recibido para nada. Siempre he sido un amante de las letras, pero ya no volveré a leer ningún libro, no volveré a ver el mar o las montañas, hay tantas cosas que nunca he hecho, y otras tantas que nunca podré repetir.... Porque se me arrancó la vida trayéndome aquí sin dejarme despedirme. Es ahora, en estos últimos de mi vida que estará a punto de terminar algún día de estos, cuando me doy cuenta de lo mucho que debí apreciar algunos momentos, de lo joven que soy para estar cansado de vivir, que trágico final para esta historia. ¿Qué será de mí? Por desgracia, sé la respuesta. Este es mi final, morir en estas cuatro paredes, solo. 

Puede que me haya rendido, que haya abandonado, pero que te acusen de loco es una sentencia de muerte en vida sin retorno. Algo tan abstracto y tan poco estudiado como la mente es la nueva manera de deshacerse de alguien. Antes te acusaban de bruja, ahora de loco. Lo que sea con tal de quitar de en medio a quién te molesta en tu vida sin mancharte las manos, es más, se te consideraría que estás "ayudando a la sociedad". Albert Einstein no lo hubiese expresado mejor, la estupidez humana no tiene límites. 

Pero yo no soy ni mucho menos un salvador, no pasaré a la historia y probablemente nadie me recuerde. No he hecho gran cosa en la vida, aunque muchos me considerarían afortunado de haber encontrado el amor verdadero. Y ahí si que les daría la razón, todos deberíamos encontrar a nuestra Jaqueline, esa persona que nos enseñe qué es la belleza, que nos de motivos para levantarnos y sonreír por muy tromentoso que esté. Es exactamente por eso que espero impaciente el día de mi muerte, porque he tenido la bendición de encontrar un espíritu con quién ser feliz es otro mundo más abstracto y etéreo que abarca más de lo que la mente puede comprender, donde no hay barreras, ni convencionalismos, no hay discriminaciones porque somos eso: almas, estrellas, todas iguales e infinitamente bellas. El único error que cometemos en tierra es juzgar esas almas por la forma que decidimos tomar para poder hacernos notar. 

Hoy he madrugado bastante, ha sido una mañana helada para estar en abril, y no obstante el sol todavía no roza su plenitud en el cielo me siento bastante adormilado, algo me susurra al oído las nanas que solo Charlotte sabía cantarme de niño, la necesidad de querer volver a la cálida tranquilidad siendo apenas un retoño dentro del vientre de mi madre. Presiento que es Jaqueline la que me seduce hasta llevarme a la cama para poner visitarme en mis sueños, noto su presencia voluble como la seda ondeante al viento, al igual que sus negros tirabuzones que solían despeinarse bajo su boina en los fríos días de invierno.

 Cuando la conocí apenas tenía 18 años, pero estaba mucho más segura y enamorada de la vida que yo con mis 21. Hoy, diario, ella hubiese cumplido los 24, todavía le quedaban muchas primaveras por delante y florecer, aunque en mis recuerdos siempre hubiese aparecido en alma, por mucha mella que los años hubiesen podido hacer en ella. Yo quería envejecer junto a ella... 

No pudo ser, no era así como estaba escrito nuestro destino, pero hasta los confines del mundo iremos, pues la muerte no es sino una bendición para el alma y el temor de la mente en el cuerpo, por eso mi dulce, dulcesísima Jacs, voy a reunirme contigo pronto, muy pronto.

Diario de un suicida, cartas a JaquelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora