Capitulo 3: El diario

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19 de enero

Amada Jaqueline, ¿por qué no respondes a mis cartas? Antes hablábamos a diario y llevo casi una semana sin saber de ti, te echo tanto de menos. Me paso todo el día dentro de esta jaula pensando en ti, intentando recordar como eras, tus recuerdos se deterioran cual flor en invierno y el rastro que dejaste en mi alma se vuelve gélido como la nieve.
Mis horas pasan tan despacio sin poder contemplar el brillo de tus pupilas. Me falta algo si tu no estás, y es que ya no estás y enloquezco.
Hoy por fin he tenido una visita, la cálida aunque tenue luz del sol ha acariciado mi piel por primera vez en mucho tiempo cuando ha venido a hablar conmigo el psicólogo. No hemos hablado mucho, no me ha querido hacer preguntas, solo hemos paseado. No es como los demás, me ha regalado un libro y ha accedido a enviarte mis cartas, únicamente quiere que escriba, que escriba un diario.
También vinieron hace un par de días esas alimañas con las que supuestamente comparto un vínculo de sangre, querían ver que tal me estoy adaptando. Pues mal, me encierran en una cárcel alejándome de ti y de todo donde ni siquiera puedo ver la luz del día y me paso el día sedado. He enfurecido al escuchar el recado por parte de una carcelera, porque no he querido ni aceptar la visita.
Me niego a recibir visita alguna que no sea la tuya, pero es que no apareces y el tiempo no corre.
Últimamente las luces parpadean más, y eso me aterroriza, pero no hay nada que me aterrorice más que la idea de que no estés conmigo.
Me pierdo en las arrugas de las sabanas por la noche buscando tu mano, una mano que nunca encuentro, que se pierde como tu esencia, y la soledad me ahoga.
No se cuanto tiempo más podré aguantar sin verte, las ansias me consumen. Eres mi cigarrillo, mi botella de vino.
Añoro tanto el aroma del vino en tu boca, el sabor del champán en tus labios...

Espero tus palabras.

Diario de un suicida, cartas a JaquelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora