Punto 3

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Dejar de seguirlo en redes sociales y borrar fotos

Viviana y yo seguíamos comiendo palomitas, pero esta vez frente a la computadora. Estábamos una junto a la otra, en el escritorio.

― Es hasta feo —dijo al mirar su foto.

― Para mí era lindo —me tapé los ojos con las manos.

― Solo me alegra que lo hayas dicho en tiempo pasado. Bórralo.

Y en dos clics se fue.

― Ahora las fotos. Me duele por los likes.

― Ya vendrá otro y superará el número de likes. Quítalas de mi vista. Me da diabetes solo de verlos tan melosos.

― Claro, olvidaba que tú no eres tan cursi.

― Por supuesto que no.

Y una a una las fotos junto al innombrable fueron eliminadas. Cada abrazo, beso, paseo, se fueron al tachito de basura digital.

― ¿Cómo te sientes ahora, Kat?

― Un poco extraña.

― Por favor, no llores.

― No, no, solo... me da pena.

Dos años de mi cariño sincero se iban desvaneciendo poco a poco.

Un amor en vano.

― ¿Será que alguna vez tendremos a chicos sinceros en nuestras vidas, Vivi?

― Esperemos que sí —suspiró.

― Mejor dejemos esto hasta aquí. Ya nos amargamos lo suficiente. Veamos películas. ¿Te quedas al almuerzo?

― Seguro.

― Hablaré con mi mamá, escoge las películas mientras tanto.

Bajé las escaleras despacio y encontré a mis padres dándose un beso de despedida. Los sábados él salía un poco más tarde de lo habitual, era odontólogo.

Mi mamá y yo nos quedábamos en casa, y compartíamos las tardes, ya que en la mañana me encontraba en la universidad, pero desde que conseguí el trabajo a medio tiempo, solo nos quedaba los fines de semana.

Aquel sábado fue una excepción.

Viviana y yo chateábamos constantemente, pero no nos veíamos tan seguido. Las tareas en la facultad de auditoría absorbían la mayor parte de su tiempo.

― Esta noche saldremos a comer —dijo mamá, después de despedirlo—. Ve pensando en algún lugar.

― Listo. Por cierto, ¿está bien que Vivi se quede a almorzar? —debí haber preguntado esto primero.

― Bueno, no hay problema.

― Veremos algunas películas.

― ¿Quieren más palomitas?

― Sí, por favor.

― Ya les llevo.

Y contenta me fui escaleras arriba.

La lista del olvido | Relato corto en fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora