Punto 10

1.8K 254 2
                                    

Aceptar invitaciones para citas.


Vivi y yo revisábamos nuestras redes sociales desde mi computadora.

Uno a uno evaluamos a los posibles candidatos para aceptar una cita o tal vez varias.

― ¿Beto? —preguntó.

― Invade el espacio personal sin darle confianza, imagínate si se la doy. Descartado.

― ¿Marcos?

― Es un mujeriego, Vivi.

― ¿Cristian?

― Podría ser. Justo me escribió hace unos días y dejó la posibilidad abierta de una cita.

― Es guapo —revisó sus fotografías—. Escríbele ahora y pacta una.

Como estaba en línea respondió a mi mensaje pronto.

Conversamos un par de trivialidades hasta que surgió el tema. Así, quedamos para esa misma noche a las siete, iríamos por una pizza.

Cristian me caía bien. Estábamos en el mismo curso y conversábamos a veces por chat.

Me pareció un buen prospecto.

― Esa es mi chica. Tenemos dos horas aún. Ahora busquemos a mi presa, digo, a mi cita.

― ¿Qué tal ese chico Roy? Me contaste que él no deja de perseguirte, Vivi.

― Mmm...

― No habías aceptado antes porque sentías que no estabas lista. Tal vez ahora sea el momento. ¡Oh! Mira quién acaba de enviarte un «hola» —sonreí.

― Él es muy lindo —Vivi le respondió en el chat.

― Ya está entonces.

Empezaron una conversación y al poco tiempo Roy estaba insistiendo de nuevo ante un posible rechazo. Sin embargo, se llevó la sorpresa del día cuando Vivi aceptó.

También saldrían aquella noche, pero al cine.

― ¡Uff! Qué nervios, Kat. No he salido con nadie desde Juan Diego.

― Esto será emocionante.

― Iré a mi casa a prepararme. Te escribo después de la cita.

― No, no. Iré a tu casa mañana a las nueve, ¿está bien? Así nos contaremos todo.

― Sí, sí, perfecto.

Y cada una nos pusimos en marcha.

La lista del olvido | Relato corto en fragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora