Aceptar invitaciones para citas.
Vivi y yo revisábamos nuestras redes sociales desde mi computadora.
Uno a uno evaluamos a los posibles candidatos para aceptar una cita o tal vez varias.
― ¿Beto? —preguntó.
― Invade el espacio personal sin darle confianza, imagínate si se la doy. Descartado.
― ¿Marcos?
― Es un mujeriego, Vivi.
― ¿Cristian?
― Podría ser. Justo me escribió hace unos días y dejó la posibilidad abierta de una cita.
― Es guapo —revisó sus fotografías—. Escríbele ahora y pacta una.
Como estaba en línea respondió a mi mensaje pronto.
Conversamos un par de trivialidades hasta que surgió el tema. Así, quedamos para esa misma noche a las siete, iríamos por una pizza.
Cristian me caía bien. Estábamos en el mismo curso y conversábamos a veces por chat.
Me pareció un buen prospecto.
― Esa es mi chica. Tenemos dos horas aún. Ahora busquemos a mi presa, digo, a mi cita.
― ¿Qué tal ese chico Roy? Me contaste que él no deja de perseguirte, Vivi.
― Mmm...
― No habías aceptado antes porque sentías que no estabas lista. Tal vez ahora sea el momento. ¡Oh! Mira quién acaba de enviarte un «hola» —sonreí.
― Él es muy lindo —Vivi le respondió en el chat.
― Ya está entonces.
Empezaron una conversación y al poco tiempo Roy estaba insistiendo de nuevo ante un posible rechazo. Sin embargo, se llevó la sorpresa del día cuando Vivi aceptó.
También saldrían aquella noche, pero al cine.
― ¡Uff! Qué nervios, Kat. No he salido con nadie desde Juan Diego.
― Esto será emocionante.
― Iré a mi casa a prepararme. Te escribo después de la cita.
― No, no. Iré a tu casa mañana a las nueve, ¿está bien? Así nos contaremos todo.
― Sí, sí, perfecto.
Y cada una nos pusimos en marcha.
ESTÁS LEYENDO
La lista del olvido | Relato corto en fragmentos
Historia CortaKatherine estaba muy segura de algo: sacar de su mente y corazón a Víctor. Cansada de batallar contra el recuerdo y después de darle vueltas a varias ideas hasta encontrar una posible solución, ejecutaría, paso a paso y en complicidad con su mejor a...