Se permite una sola noche de llanto en medio de toda la ejecución de esta lista.
Iba a llegar este momento de una u otra forma.
Pero en la nostalgia me acompañó Viviana.
Una tarde de películas románticas en mi casa fueron las principales causantes.
― Te dije que viéramos una de terror —me reclamó, mientras se limpiaba el rostro con las manos.
― Te acordaste de Juan Diego con todos estos protagonistas, ¿verdad?
― A ti ni te pregunto por el «cara de asterisco».
Reí.
― Es un poco inevitable, Vivi, míranos.
― Pero también porque daba penita por las historias, tampoco quiero que este día quede registrado que lloramos por el par de tontos.
― ¿Esto cuenta como el número nueve de la lista?
― Sí y hasta con intereses, porque yo no estaba incluida, así que ni se te ocurra derramar una gota por ese tipo.
― Está bien, está bien —y terminé de limpiarme las pestañas—. ¿Sabes, Vivi? Ha pasado algún tiempo desde que empecé con esto de la lista y hoy, después de ver todas estas historias, me siento un poco curada del mal de amor. Lloré y lancé afuera aquellas últimas esperanzas y me doy cuenta que merecemos un amor como el de las películas, no un par de mentirosos. No vale la pena seguir añorando aquellos momentos que ahora solo vemos en recuerdos.
― Sí, Kat, suena muy fácil y nos esforzamos para hacerlo posible, pero tenemos un par de corazones un poco tercos.
― Creo que es momento de pasar al número diez.
― Me parece muy bien.
― Ambas.
― Pero...
― Nada. Tú también necesitas conocer a otra persona, Vivi. Ejecutaremos este punto las dos.
Suspiró y asintió con una cabezadita. Mi amiga ya había guardado suficiente resentimiento y luto por un tonto.
Ambas.
Era momento de continuar.
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La lista del olvido | Relato corto en fragmentos
Short StoryKatherine estaba muy segura de algo: sacar de su mente y corazón a Víctor. Cansada de batallar contra el recuerdo y después de darle vueltas a varias ideas hasta encontrar una posible solución, ejecutaría, paso a paso y en complicidad con su mejor a...