7 years.

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D Y L M A S.

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-¡Mira mamá!


Un pequeño niño iba de la mano de su madre hacia el parque de la ciudad, con una cara que reflejaba un alma llena de ilusiones y esperanzas propias de cualquier chico de su edad. En el brazo contrario sostenía una pelota roja, su juguete favorito.

Apenas cruzaron la entrada del parque, el niño se soltó del agarre de su madre y salió corriendo, dando brinquitos y con una sonrisa en la cara. El pequeño se acercó a un grupo de niños y niñas que estaban cerca del tobogán-. ¡Hola!

Una niña que estaba caminando con un pequeño Pony en la mano reparó en su existencia, sonriéndole de vuelta-. ¡Hola! ¿Cómo te llamas?

-Soy. . .

Otra niña de cabellera café recogida en dos coletas altas se acercó a zancadas, tenía dos muñecas en las manos y se veía claramente ofendida-. ¡Rosa, dijiste que solo ibas por el pony arco iris! ¡¿Por qué tardas tanto?!

Rosa dejó de prestar atención y corrió, alejándose con la otra niña, ignorando por completo al niño con la pelota roja-. ¡Perdón! es que me encontré con este niño y me distraje.

El chico se quedó solo, observando como las dos pequeñas se iban. Se alzó de hombros, restándole importancia al asunto. De pronto, un chico pasó corriendo a su lado y lo empujó fuertemente.

Cayó al piso, soltando la pelota roja en el acto, que salió volando fuera de su vista. El niño regresó y se detuvo frente a él-. No deberías estar en medio del camino, niño.

El extraño, que tenía los ojos pequeños y oscuros y era claramente más grande, le tendió la mano, ayudándolo a levantar. El pobre chico se sacudió mientras veía un raspón en la rodilla derecha-. Tú me empujaste a mí.

El niño rió-. Lo siento mocoso, pero no chilles, ese raspón desaparecerá. Soy Ki, por cierto.

Antes de poder responder, el chico de los ojos pequeños salió corriendo, pues un grito de su madre le avisó que era hora de volver a casa.

El niño suspiró, pues se había quedado solo de nuevo, aunque algo había cambiado. Se sentía "más solo" de lo que debía sentirse. Al notar que era lo que le faltaba, sintió pánico-. ¿Y mi pelota?

El pequeño giró sobre su cuerpo, buscando lo que consideraba su tesoro más preciado, pero este no estaba por ningún lado. El chico caminó hacia los columpios de madera, intentando hallar su pelota, sin embargo, al mover la pierna derecha sintió un dolor en el tobillo, ocasionado por la caída.

Estuvo a punto de comenzar a llorar, pero un pequeño punto rojo a lo lejos lo distrajo. Era su pelota, y estaba a lado de un cerezo. Un cerezo grande y lleno de florecillas rosadas.

Ignorando el dolor de la pierna, el infante corrió hacia el árbol, con una nueva sonrisa en la cara al encontrar su tesoro. Cuando llegó y la sombra del cerezo lo cobijó cálidamente, se abalanzó sobre su pelota roja, contento.

-¡Te encontré!

El niño comenzó a reír, pero su risa se detuvo al descubrir a otro pequeño llorando bajo el cobijo del cerezo. Estaba recargado en el tronco y tenía las manos sobre la cara.

El pequeño, ya con la pelota recuperada, se acercó, algo temeroso-. ¿Hola?

El otro niño se asustó, pero trató de ocultar su miedo mostrándose agresivo-. ¿Qué quieres?

sweet dreams. // dylmas, newtmas. #DylmasAwards2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora