Y se detuvo justo a tiempo, en una fracción de segundo que pareció una eternidad.
Mierda, mierda.
La visión que sus ojos le entregaron fueron suficiente para entender que aquel no era el momento ni el lugar porque el resto de las personas a cargo de la ceremonia se encontraban ahí, ordenando todo el espacio tras bambalinas. Su mente procesó inusualmente rápido y sin dudarlo, hiló una frase que sonara lo suficientemente convincente.
—...tó la forma en que afrontaste al público, eres todo un profesional.
Los brazos de su mejor amigo le separaron del fuerte agarre en que le tenía abrazado y su corazón se saltó un latido en el proceso. Era imposible que no hubiese notado la pequeña pausa en su frase aparentemente coherente. Intentó sonreír con naturalidad y no fue difícil; por muy nervioso que estaba por dentro, por muy al borde del colapso como se sentía.
No era la primera vez en hacerlo y tal vez por lo mismo la mueca en los labios le salió tan fluidamente. DongYoung le sonrió de vuelta.
—Todavía me falta mucho, qué dices... —se rascó la nuca con insistencia—. Pero gracias, Jaehyunnie. Sin ti apoyándome hubiese sido todo más difícil.
Negó con la cabeza aunque en el fondo sabía que era así. Después de todo no era nada fácil mantener el optimismo pese a las burlas de algunos sujetos que le tachaban de marioneta del director, o de nerd sin remedio; a pesar de todo su mejor amigo jamás perdió el empuje, siguió luchando por el puesto a pesar de las palabras y las burlas. Era muy fuerte.
Tal vez por eso le admiraba tanto. Tal vez por eso le gustaba tanto.
Eran características que no veía en sí mismo por mucho que lo intentara.
—Felicidades, DongYoung.
Una voz con un fuerte acento extranjero interrumpió el momento, y no fue necesario girar sobre sus talones para saber a quién pertenecía.
—Muchas gracias, Kun.
El de nacionalidad china les sonrió amablemente a pesar del hecho de que acababa de perder, y no se sorprendió ni un poco cuando notó que en su mueca no existía ni una pizca de malas intenciones. Le devolvió la sonrisa amablemente: Qian Kun era distinto a los demás. De haber sido cualquier otro no habría aceptado la derrota tan bien como lo hacía él, sin esfuerzo aparente, de forma muy madura.
—Fue un placer competir contra alguien como tú —comentó, sin dejar que la sonrisa desapareciera de su rostro. ¿Cómo lo hacía siquiera? De haber estado en sus zapatos tal vez no lo habría tomado todo tan bien—. Supongo que ahora saldrás a celebrar, ¿verdad?
—¿Celebrar? —DongYoung levantó las palmas y las sacudió en forma de negación rápidamente—. No, no, imposible, yo...
—¡Claro que sí!
Un grito que no pertenecía a ninguno de los tres cortó su conversación en seco, y buscó con la mirada a la esquina desde donde provino aquel inconfundible sonido. Yuta venía a paso rápido seguido por un HanSol que lucía mucho menos intimidante que en la ceremonia: ver una sonrisa tan amplia en su rostro era más que un hecho excepcional. Se aseguró de guardarla en su baúl mental de recuerdos.
Apenas se hubieron acercado lo suficiente el japonés golpeó uno de los hombros de DongYoung con su puño izquierdo, logrando que un breve quejido saliera de los labios de su amigo. Sin embargo no tenía ni un aire de malas intenciones, al contrario; en su rostro no se veía más que un aire juguetón, tal vez demasiado travieso.
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You're Mine // JaeDo - DoJae - NCT
Fanfiction"Prométeme algo" "¿Qué cosa, YoonOh?" "Que nunca te irás de mi lado, hyung" "...Está bien" De pequeños los juramentos son algo inevitable. Pero la gente crece, las circunstancias cambian. Jung YoonOh y Kim DongYoung no pueden ser niños por siempre...